El transporte de los superricos: Un lujo insostenible que no podemos permitir
Greenpeace ha lanzado una alerta urgente: los aviones privados, símbolo de opulencia para los superricos y celebridades, representan el medio de transporte más contaminante del planeta y deben ser prohibidos.
Indica que esos jets, aunque constituyen solo una pequeña fracción del total de vuelos, son responsables de una desproporcionada cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo de manera significativa al calentamiento global.
Mehdi Leman, editor de contenidos en Greenpeace Internacional, enfatizó que un vuelo en avión privado genera alrededor de 10 veces más emisiones de dióxido de carbono (CO2) por persona en comparación con un vuelo comercial regular. Este impacto devastador sobre el medio ambiente ha llevado a Greenpeace a exigir medidas drásticas.
El aumento descontrolado en la cantidad de aviones privados es alarmante. En las últimas dos décadas, la flota mundial de estos jets se ha duplicado, pasando de 9,895 en el año 2000 a 23,133 en 2022. Estados Unidos, líder en la posesión de estas aeronaves, cuenta con dos de cada tres jets privados a nivel global.
Cada año, se suman alrededor de 600 nuevas unidades a este parque aéreo privado, alimentado por un auge en la propiedad fraccionada y programas de tarjetas jet, que hacen que el acceso a estos aviones sea más fácil y frecuente.
Greenpeace destaca que un vuelo en avión privado genera alrededor de 10 veces más emisiones de dióxido de carbono (CO2) por persona en comparación con un vuelo comercial regular.
La pandemia de COVID-19 no hizo más que acelerar esta tendencia. En 2022, las operaciones de jets privados alcanzaron un récord histórico de 5.3 millones de vuelos en todo el mundo. Estos aviones, utilizados a menudo por celebridades y superricos para vuelos de menos de una hora, son vistos por Greenpeace como un símbolo extremo de la desigualdad del carbono.
Mientras que el uno por ciento más rico de la población mundial es responsable de más de la mitad de las emisiones de CO2 derivadas de los viajes aéreos, los propietarios de jets privados contribuyen de manera desproporcionada a esta cifra.
Greenpeace no se queda corto en su crítica: los aviones privados son un despilfarro innecesario, ineficientes por naturaleza y absolutamente insostenibles. Transportan a pocos pasajeros y consumen cantidades masivas de combustible, todo mientras sus propietarios eluden impuestos y apenas contribuyen a la infraestructura de transporte.
En un momento en que el mundo se enfrenta a las graves consecuencias del cambio climático, estas emisiones de lujo son simplemente indefendibles.
La organización insiste en que, para enfrentar la crisis climática, es necesario reducir drásticamente la cantidad de vuelos en general, pero que aquellos vuelos que aún sean imprescindibles deben realizarse en aerolíneas comerciales, que son mucho más eficientes en el uso de combustible y capacidad de pasajeros.
Para Greenpeace, prohibir los aviones privados no solo es una cuestión de sostenibilidad, sino de justicia climática. Esta acción sería una demostración contundente de compromiso en la lucha contra la crisis climática, enviando un mensaje claro: las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del lujo ya no son tolerables. Con datos de Agencia IPS