La seguridad social y la seguridad ciudadana, son los prerrequisitos indispensables para que el turismo pueda producir el derrame democrático que se le atribuye.
En su discurso de toma de posesión, ante la Asamblea Nacional reunida en el Teatro Nacional con la presencia de invitados extranjeros y nacionales, más el cuerpo diplomático acreditado en el país, el presidente Luis Abinader presentó una narrativa diametralmente opuesta a la que era su estilo detallista, prolongado y lleno de supuestos logros de su gestión hasta ahora conocido. Es como si hubiese cambiado al estilista asesor en narrativa. Ahora sorprendió con una pieza de oratoria no solo breve sino generica. Es como si transmitiere que no desea prometer nada para el cuatrienio que inicia.
No fue sorpresa que se intrudujese hablando de su importante lucha contra la corrupción, en la cual, hay más publicidad que realidad, porque el exito de una política pública no debe medidirse por el impacto de esta en la oposición, porque la misma equivale a un uso abuso del poder y esto puede ser contraproducente. El éxito de una política pública está en su capacidad para corregir viejas prácticas, para desterrar del Estado ponzoñosas demostraciones de uso indebido de recursos públicos. De esto, no se dijo una palabra, ni del derroche o pasarela de vehiculos de lujo y de última generaión exhibidos en la tristemente celebre toma de posesión del pasado 16 de agosto. No. El presidente fue generico porque no podía hacer otra cosa. Nada puede ofrecer porque ha endeudado al país como ningún otro mandatario.
A seguidas, el presidente hizo uso de lo que, a su entender, es su mayor logro: el desempeño en materia de política turística; sin embargo, el presidente olvidó, por el carácter generico de su discurso que, los recursos turísticos del país han sido ofertados en bandeja de plata a la inversión extranjera mientras la participación activa de los nacionales queda excluida del modelo puesto en marcha. Es más, ni siquiera fue capaz de desenterrar el caracter social del turismo, es decir el derecho a solaz esparcimiento a que tienen derecho los asalariados dominicanos según la constitución y las leyes. Nada de eso, la calidad de vida del pueblo dominicano no fue de su interés. Tampoco habló de los salarios de miserias que tiene el país, nada dijo sobre el hecho de que el el Uno por ciento de la población controla el 90 por ciento de los ingresos del país. Lo que quivale a decir que aquí no existe democracia económica, ni tampoco hay una presidencia interesada en disminuir esa desigualdad.
Presentó una ilusión en materia de transporte, no dijo que a destruido industrias, comercios, viviendas, etc., para construir un pedacito de metro cuya puesta en funcionamiento desconoce porque lo importante es el movimiento de tierras, destrucción de habitas y vaciado de cemento de manera indiscriminada. Sin medir el impacto negativo de esto en el ecosistema nacional, el cual no menció por ser uno de sus peores fracasos.
Se refirió a las exportaciones, pero calló el DR-CAFTA sin hablar de sus bondades, ni de sus fracasos, es una ilusión discursiva para salir de paso con adornos propagandisticos. Habló de empleo, pero omitió referirse a la calidad del mismo como al hecho de que aquí más del 60% de estos son informales, es decir carecen de calidad y no cotizan en la DGII ni en la seguridad social. Por tanto, esto es tambien ilusorio porque, estos empleados del presidente, no lograr rebasar la linea de la pobreza critica.
El presidente insiste en una reforma constitucional que nadie le ha solicitado y en la que nadie cree, ni entiende que sea necesaria, ni adecuada al momento. Es solo un capricho de quien detenta el poder. Dice pretender limitar un poder que ya está limitado y con candados. Por tanto, es una distracción, es un cuento de camino, una fabula. Donde pone la tapa al pomo es en la reforma del Ministerio Público, sin tener la debida consideración por la carta de doña Mirian, ni por la marcha de los fiscales. Es decir, el monarca sin corona luce imparable hacia el cadalso. ¿De qué institucionalidad hablamos?
Ciertamente, pudo referirse a la falta de presupuesto del Ministerio Público, a la ausencia de seguridad social para la familia de éste y, a la falta de logistica de éste, sin embargo, prefirió obviar eso por la brevedad de su discurso. Fue más importante señalar que, el CNM reflejado en su persona, como la nación ha podido ver en su primer mandato donde la justicia de morada ha pasado a ser blanca y donde el monarca sin corona es ley batuta y constitución, sea quien escoja al nuevo procurador. ¿cual es entonces la novedad?
En el tema de la doméstica, olvidó tambien el mandatario, referirse al hecho de que el estancamiento del tema reside en que su gobierno pretende cargar al empleador la seguridad social de este sector cuando la ley es clara al indicar que existe seguridad social entre nosotros y, por tanto, la viabilidad de dicho proyecto, reside en que el Estado asuma la seguridad social de este importante sector. Nada más.
Su pincelada sobre el teletrabajo es futurista por no decir utópico, dados los tropiezos del gobierno en el ITLA. Además, esto va acompañado de un sistema educativo con resultados lo cual no existe todavía. Por tanto, se trata de adornos semanticos al discurso presidencial. Pudo haber invocado los éxitos del INFOTEP con mejor suerte.
Hablar de reforma fiscal sin eficiencia en el uso del gasto, sin una administración saneada, es demagogia. Además, la reforma fiscal y tributaria debe ir acompañada de cero derroche en el Estado, de cero barrilito, de cero cofrecito y de cero compra de autoridades municipales. Poner la reforma fiscal como precondición para realizaciones sociales e inversión de capital, en una nómina pública supernumeraria equivale a tomar el pelo al oyente. Cese el derroche, por ejemplo, en publicidad gubernamental y podrá equipar mejor los hospitales,
La seguridad social y la seguridad ciudadana, son los prerrequisitos indispensables para que el turismo pueda producir el derrame democrático que se le atribuye. Hoy en día, la Zona Colonial, Boca Chica, Juan Dolio, Puerto Plata, ni Higuey, conocen del demarreme que está supuesto a producir debido a la ausencia de política pública sanitaria, debido a la inseguridad, por ejemplo, vial, y a la falta de la seguridad jurídica en la inversión. El derrame privado implica dejar al Ministerio de Turismo como organo técnico y pasar la política turística a los gobiernos locales. Esto tiene como primer impulso, dotar de técnicos adecuados los departamentos de Planeamiento y proyectos de los ayuntamientos o alcaldías. sin embargo, asi como el presidente esbozó su discurso, no hay posibilidad de derrame.
El presidente no mencionó la palabra consumidor, ni su relación con el concepto de ciudadano, sin embargo, aquí está la clave para una política turística exitosa. Tampoco se refirió a la seguridad del turista individual en playas y balnearios. Las cuales carecen de infraestructuras, estructuras y de seguridad. Por tanto, palabras, tan solo palabras, expresó el presidente en su generico discurso. DLH-18-8-2024