Hemos de recordar que la crisis política post electoral del año 1994 trajo consigo una reforma a la constitución.
MARÍA ESTELA DE LEÓN
La función principal de la Junta Central Electoral, desde su origen ha sido la de organizar y dirigir las asambleas electorales para la celebración de las elecciones, conforme ha ido evolucionando el sistema electoral, se le han asignado otras atribuciones, como la estatuida en la Ley No. 8-92, que puso bajo su responsabilidad, la Cédula de Identidad, las Oficialías del Estado Civil y la Oficina Central.
En la actualidad cada 4 años la Junta Central Electoral por mandato constitucional es la responsable de organizar las elecciones municipales el tercer domingo de febrero, presidenciales y congresuales el tercer domingo de mayo y, una eventual segunda vuelta el último domingo de junio (cuando ninguna de las candidaturas del nivel presidencial no lograre alcanzar más del 50% de los votos validos emitidos).
Es preciso señalar que, en la historia reciente electoral de la República Dominicana, hasta el año 1994 la asamblea electoral era convocada el 16 de mayo de cada 4 años, para elegir a las autoridades de elección popular que establece la Constitución, dicho de otra manera: el máximo órgano electoral organizaba un proceso electoral cada 4 años.
Hemos de recordar que la crisis política post electoral del año 1994 trajo consigo una reforma a la constitución, en la que dispuso entre otros temas en materia electoral, la reducción del período de gobierno de cuatro a dos años al candidato declarado ganador por la JCE, convocatoria a elecciones presidenciales en el año 1996, dejando así un esquema establecido en la celebración de elecciones cada dos años.
En los años 1998, 2002, 2006 y 2010 celebramos elecciones congresuales y municipales; en los años 1996, 2000, 2004, 2008 y 2012 se realizaron elecciones presidenciales, como se puede apreciar desde el año 1994 hasta el año 2012 las elecciones presidenciales se efectuaron de forma separadas de las elecciones congresuales y municipales.Esta modalidad era bien apreciada por una importante franja de las organizaciones políticas y la sociedad civil, toda vez que fomenta el liderazgo local y fortalecimiento del sistema democrático, mientras que por otra parte, se esgrimía el costo económico de realizar elecciones cada dos años.
La reforma constitucional del 2010 en lo que respecta a la celebración de las elecciones trajo consigo importantes modificaciones tales como: 1) separó las elecciones municipales de las congresuales, esta última unificándola con las presidenciales; 2) estableció un día especifico para celebrase cada cuatro años (tercer domingo de febrero municipales, tercer domingo mayo presidencial y congresual y, una eventual segunda vuelta último domingo de junio); 3) de manera transitoria dispuso que el año 2016 se celebraran todos los niveles en mismo día.
En el año 2016 la ciudadanía acudió a las urnas para elegir en un mismo día a todas las autoridades de elección popular, para el año 2020 las asambleas electorales fueron convocadas para escoger sus autoridades en un mismo año, pero en fechas distintas. Debido a la suspensión de las elecciones municipales de febrero y a la pandemia del COVID-19, se celebraron Elecciones Extraordinarias Generales, la municipal 15 de marzo y la presidencial y congresual el 6 de julio.
En el año 2024, las recién finalizadas Elecciones Ordinarias Generales fueron celebradas el 18 de febrero y 19 de mayo, constituyendo estos dos años electorales (2020 y 2024) en los que se han organizados dos procesos electorales en fecha distintas, pero en un mismo año, según dispone la Constitución.
En la propuesta de modificación constitucional presentada por el Poder Ejecutivo, entre los puntos a modificar se encuentra la celebración de todos los niveles de elección en un mismo día (Presidencial, Senatorial, Diputaciones, Alcaldías, Regidurías, Dirección y Vocalías), modelo que nos retrotrae al año 1994.
Como podemos apreciar y es sentir de esta libre pensadora en esta reflexión, a partir de la propuesta planteada en la modificación a la Constitución en lo que respecta a la unificación de las elecciones, repensar y valorar las ventajas y desventajas de transitar por un modelo electivo que en su momento salió del sistema electoral para avanzar hacia un sistema democrático más equilibrado y representativo.
Desde el 1994 a la fecha se le han realizado a la Constitución diferentes modificaciones con relación a las modalidades y tiempos distintos para la convocatoria de las asambleas electorales, lo cual deja ver que nuestra democracia y la clase política tienen un desafío importante, es encontrar el punto de equilibrio que tanto necesita nuestro sistema democrático.
Es una tarea, del liderazgo político, en tiempo de paz y concertación, de la mano de las organizaciones de la sociedad civil y otras instituciones sociales, fortalecer el sistema democrático y la institucionalidad, para ello es preciso continuar con las trasformaciones que ha experimentado el sistema electoral dominicano. Y que, en una futura reforma a la Constitución, se considere el impacto que este tendría en los mecanismos electorales, leyes vinculantes y por vía de consecuencia las actividades electorales, como son: las complejidades del escrutinio en un solo acto, las boletas, por citar algunas.
Le haría bien a este proceso de reforma constitucional, se consulte a la Junta Central Electoral y profesionales en la materia electoral, para una visión integral del tema. La democracia como constructo va presentando retos en los países que han instaurado esta forma de gobierno. Los grandes desafíos para las organizaciones políticas y los órganos electorales son: utilizar las garras y ejercitar las leyes que rigen la materia electoral de manera efectiva.
Recordar, algunos de los argumentos vertidos en torno a la separación de las elecciones, entre ellos: el fortalecimiento de los gobiernos locales y la eliminación del “arrastre” y el contrapeso de los poderes del Estado. Ahora bien, somos igualmente conscientes de que un proceso conjunto de los tres niveles de elección, es decir, la unificación de los comicios conllevaría entre otras cuestiones, una amplia campaña sobre las formas del ejercicio del sufragio, estando aun así latente la posibilidad de un alto numero de votos nulos.
En cualesquiera de los escenarios, es preciso que se analicen a profundidad las ventajas y desventajas de ambas modalidades, teniendo siempre pendiente que la decisión debe estar cimentada en el fortalecimiento del sistema democrático, de partidos, mejora continua de los procesos electorales para el bienestar del pueblo dominicano y no estrictamente en lo económico.
“Una democracia debe progresar o pronto dejara de ser grande o democracia” Theodore Roosevelt.