Santo Domingo.- Este lunes, 26 de agosto, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, recibió el apoyo de los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), tras las controvertidas elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024. En un escenario político marcado por la tensión y las denuncias de fraude, Maduro encontró en sus aliados regionales un aliento para legitimar su cuestionada victoria.
Durante una cumbre extraordinaria de ALBA, celebrada de manera telemática, los líderes de los países miembros no solo felicitaron a Maduro, sino que también denunciaron lo que consideran un intento de desestabilización orquestado por potencias extranjeras, especialmente Estados Unidos, recoge un reporte de Europa Press.
Estos líderes, encabezados por Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, y Luis Arce, presidente de Bolivia, expresaron su total solidaridad con Maduro, enfatizando la importancia de la unidad frente a lo que consideran una campaña internacional de desprestigio contra el gobierno venezolano.
Díaz-Canel: La unidad es la esencia de la revolución
Miguel Díaz-Canel, en su intervención, subrayó que la unidad entre los pueblos de América Latina es fundamental para enfrentar las amenazas externas. El mandatario cubano afirmó que Venezuela está siendo víctima de "una grosera y concertada campaña de descrédito" que busca justificar un golpe de Estado. Díaz-Canel destacó la importancia de no ceder ante estas presiones, señalando que aceptar tales actos "llevaría a los sistemas electorales a la inoperancia".
Asimismo, el líder cubano respaldó la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela, que avaló la victoria de Maduro, calificándola como "inapelable" y defendiendo que la voluntad de la mayoría debe ser respetada. Concluyó su discurso reafirmando su apoyo incondicional al "compañero" Maduro y advirtiendo sobre los peligros que enfrenta la región ante la injerencia extranjera.
Luis Arce: Defender la democracia y rechazar la violencia
Por su parte, el presidente de Bolivia, Luis Arce, también se sumó a las felicitaciones, describiendo las elecciones del 28 de julio como una "práctica democrática" y acusando a Estados Unidos de intentar recuperar su hegemonía en la región a través de acciones golpistas. Arce hizo un llamado a rechazar la violencia como método para resolver los conflictos políticos, subrayando que no se debe permitir que la voluntad popular sea suplantada por la fuerza.
Arce enfatizó que la región debe estar alerta ante las maniobras del "imperialismo estadounidense", que, según él, busca desestabilizar los gobiernos progresistas de América Latina. El mandatario boliviano, al igual que Díaz-Canel, resaltó la importancia de la solidaridad entre los países miembros de ALBA y la necesidad de defender la soberanía de Venezuela.
Maduro: Una lucha histórica contra la injerencia extranjera
Durante su intervención, Nicolás Maduro comparó la actual situación en Venezuela con el fallido golpe de Estado de 2002, acusando a los mismos actores internacionales de intentar nuevamente desestabilizar su gobierno. Maduro, en un tono combativo, arremetió contra los líderes extranjeros que han cuestionado su victoria, calificándolos de "perros de caza del imperialismo", aunque pidió disculpas a los animales por la comparación.
Maduro denunció que estos intentos de desestabilización buscan llevar a Venezuela a un "estado de violencia generalizada" para justificar una intervención militar extranjera. Aseguró que no existe una verdadera alternativa democrática dentro de la oposición, a la que acusó de representar los intereses de las oligarquías y de haber adoptado una ideología fascista.
Finalmente, el presidente venezolano agradeció a los países de ALBA por su apoyo inquebrantable y los calificó como "gobiernos con coraje" que alzan la voz en defensa de la soberanía y la justicia. Según Maduro, la unidad y el respaldo de estos aliados son fundamentales para enfrentar los desafíos que se avecinan en medio de la crisis postelectoral.
Conclusión: ALBA y el futuro de Venezuela
La cumbre de ALBA dejó en claro que, a pesar de las críticas internacionales, Nicolás Maduro cuenta con el respaldo firme de sus aliados más cercanos. Este apoyo no solo refuerza su posición dentro de Venezuela, sino que también envía un mensaje de resistencia a las presiones externas. Sin embargo, la crisis política en el país sudamericano está lejos de resolverse, y el futuro de Venezuela continúa siendo incierto en medio de un clima de polarización y tensión.
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