El Gran Santo Domingo es la provincia que tiene mayor número de domicilios con motocicletas (158 mil 867) y Pedernales es la que tiene menos, 4 mil 743 registros.
En República Dominicana hay más hogares con vehículos de dos ruedas (motocicletas o pasolas), que automóviles de uso privado, de acuerdo con Informe Características de la Vivienda y del Hogar del X Censo Nacional de Población y Vivienda 2022, publicado por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).
El informe apunta que, de 3,726,936 viviendas censadas (32.7%), 1,220,106 tiene motocicletas. En contraparte, solo el 24.2% dispone vehículos privados, equivalente a 900,992
Establece que la mayoría de casas con motos están en la zona urbana (un 66.63%), mientras que en las áreas rurales abarca el 33.37%. Lo mismo ocurre con los coches privados: hay 723,246 hogares en las zonas urbanas con estos aparatos y en la rural 177,746.
El Gran Santo Domingo es la provincia que tiene mayor número de domicilios con motocicletas (158 mil 867) y Pedernales es la que tiene menos, 4 mil 743 registros.
Los últimos tres años el parque vehicular ha aumentado un promedio anual de 322 mil 844 unidades, presentando una tendencia creciente y sin aparente control de legalización.
En el 2023, se asimiló el registro de 346,892 unidades de nuevo ingreso, lo que refleja una mayor velocidad en las importaciones automotrices en comparación con años anteriores.
De las flotillas importadas, el 45.16% fue totalmente cero kilómetro, según reflejan las estadísticas un estudio levantado por la Dirección General de Impuestos Internos (DGII).
De acuerdo con esos datos, asentados en los archivos periodísticos, al 31 de diciembre de ese año, la cuota vehicular era de 5 millones 810 mil 888 unidades, de cuyo universo 125 mil 268 unidades, equivalente al 2.2%, eran del año de fabricación 2023 y 31 mil 416 (0.5%) de 2024. Es decir, hubo 346,892 vehículos de nuevo ingreso más que en el 2022.
En ese escenario, el 56.5% son motocicletas, el 19.3% corresponde a automóviles, el 11.7% son jeeps y el 12.5% restante son unidades de carga, autobuses, entre otros. La mayor parte de las flotillas matriculadas pertenecen al Distrito Nacional, provincia Santo Domingo y Santiago de los Caballeros, con una participación de 30.2%, 16.0% y 7.9%, respectivamente, indica el reporte.
Viendo esas estadísticas, cabe reflexionar sobre la grave situación que enfrentamos. Al parecer, ha habido un descontrol en lo que respecta a la regulación, registro legal e importación vehicular.
La muestra está en que las ciudades están repletas de vendedores de autos, formales e irregulares. Incluso, algunos negocios son improvisados sobre las aceras de los barrios o en apartados solares en las carreteras.
Las calles del país están saturadas de motos, carros y otros aparatos de transporte.
Es la razón de tantos congestiomientos viales; mientras continúan llegando más flotillas, existen por décadas, sin ampliación, las antiguas y estrechas calles urbanas o rurales.
La mala calidad del transporte público de pasajeros induce a los ciudadanos a un sacrificio para comprarse carros y motocicletas como forma de realizar las diligencias personales o familiares. A mayor índice de crecimiento vehicular, más altas son las posibilidades parte de que se produzcan los fastidiosos embotellamientos.
Y a eso le agregamos la cantidad de conductores que no tienen licencia y circulan como bestias salvajes, irrespetando la Ley 63-17 de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial.
¿Hasta cuándo estaremos padeciendo esa anarquía? No tengo la menor duda ni respuesta.