Mejora el rendimiento, reduce la desigualdad y combate el abandono escolar
La jornada escolar partida, defendida por expertos en educación y respaldada por la OCDE, se presenta como una solución efectiva para mejorar el rendimiento académico, reducir las desigualdades y combatir el abandono escolar temprano. Este modelo permite una mayor flexibilidad en la gestión de horarios, lo que resulta beneficioso tanto para los estudiantes como para los centros educativos.
Este modelo ha sido adoptado en diversos países y ahora la Comunidad de Madrid, bajo el mandato de Isabel Díaz Ayuso, ha decidido implementarlo de manera obligatoria en los nuevos colegios públicos de Educación Infantil, Primaria y los primeros cursos de Secundaria.
Un cambio positivo en la gestión escolar y la salud de los estudiantes
Raül Adames, director del Área de Colegios CEU, resalta las ventajas de la jornada partida. "Con descansos entre las clases, los alumnos están más frescos y con mayor capacidad de aprendizaje", afirma. Además, Adames subraya que este tipo de jornada facilita la conciliación familiar, a diferencia de la jornada continua, que genera dinámicas más restrictivas y poco favorables para la vida familiar.
Begoña Ladrón de Guevara, presidenta de COFAPA, y el profesor Ismael Sanz de la URJC, coinciden en que la jornada partida tiene un impacto directo en la reducción de la fatiga cognitiva y en la mejora del rendimiento académico. "Los descansos permiten que los niños asimilen mejor lo que aprenden en el aula y reduce las desigualdades, especialmente entre los alumnos más desfavorecidos", apunta Sanz. Para Ladrón de Guevara, los espacios no lectivos, como el recreo y la hora del comedor, también son fundamentales para el desarrollo social y emocional de los estudiantes.
La OCDE: más horas de aprendizaje, menos desigualdad
La OCDE ha insistido en la necesidad de ampliar el tiempo de aprendizaje y eliminar los horarios intensivos que predominan en muchos países. Señala que seguir el ejemplo de Dinamarca y Portugal, donde se han implementado jornadas escolares completas y flexibles, puede tener un impacto positivo en la reducción de la desigualdad.
La ampliación de la jornada escolar también implicaría la mejora de servicios como comedores y actividades extraescolares, contribuyendo a un desarrollo integral de los estudiantes.
La resistencia de sindicatos y estudiantes
A pesar de los argumentos a favor, algunos colectivos como la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (CANAE) y sindicatos como Comisiones Obreras se oponen firmemente a la imposición de la jornada partida.
Esos colectivos alegan que este modelo complica la conciliación laboral de las familias y reduce el tiempo libre de los estudiantes por las tardes. Para ellos, esta medida es vista como un intento de distraer la atención de problemas más graves en el sistema educativo.
Un debate necesario para el futuro de la educación
A pesar de las críticas, la evidencia científica respalda la jornada partida como un modelo pedagógicamente superior que promueve un mejor equilibrio entre el rendimiento académico y el bienestar de los estudiantes.
Los descansos estratégicos en la jornada escolar permiten que los niños absorban mejor el contenido educativo y tengan más energía para afrontar el día.
Este enfoque integral, que prioriza tanto la enseñanza como el desarrollo emocional y social, parece ser una respuesta efectiva a los desafíos actuales del sistema educativo español.
La Comunidad de Madrid, al implementar esta medida, se posiciona en el centro del debate sobre la mejora de la educación pública, alineándose con las recomendaciones de la OCDE para crear un sistema más equitativo y efectivo. Con datos de Europa Press