Sé que nuestro mundo no es perfecto, pero debemos tener cuidado de no dejarnos llevar demasiado por nuestro hedonismo sin control.
El presente texto no es de carácter religioso, es un pensamiento de una persona promedio como yo. Todos quisiéramos vivir en Sodoma y Gomorra, aquel paraíso de la depravación que en Semana Santa veía en las películas, porque en la Biblia no recuerdo exactamente lo que se plasma allí.
Los recuerdos que me dio la caja negra encargada de darle descanso a mi mamá de mí dicen que era una ciudad paraíso de cualquiera, donde podías pasarte el día llevándote de todo lo que te place hacer.
Lo malo es que, según esas películas en tecnicolor, la cosa termina mal. Según aquellos que escribieron las historias, anécdotas, cuentos y enseñanzas de los judíos plasmadas en el Antiguo Testamento, la ciudad quedó destruida y la humanidad dividida, todo terminó muy mal.
No recuerdo, y no perderé tiempo en los detalles, pero lo que los sabios trataban de explicar a aquellos judíos de entonces es que debían tener control de sus deseos carnales, que había cosas buenas y malas para la vida en sociedad.
Siendo lo más breve posible: no existe un imperio que no haya caído, y curiosamente, el imperio romano cayó, entre otras cosas, por la descomposición social, lo que nadie puede negar.
Así que, de manera simple, podemos deducir —y usando estas simples anécdotas— que el sueño de decir que todo está bien y nada está mal traerá una destrucción de nuestra sociedad.
Sé que nuestro mundo no es perfecto, pero debemos tener cuidado de no dejarnos llevar demasiado por nuestro hedonismo sin control.
Mi recomendación es que tomemos en cuenta esto en los casos que se nos presente la oportunidad.
Dejar de glorificar a los ladrones, dejar de glorificar a las prostitutas, dejar de justificar lo mal hecho, dejar de pensar que es problema de otro, dejar de normalizar todo es una forma de evitar que terminemos en una sociedad inviable, como en la que nos encaminamos a convertirnos si seguimos la bacanal.
Creo firmemente en la libertad, pero me gusta llamar las cosas por su nombre, para no perder contacto con la realidad.
No quiero volver a la Era ni vivir en el pasado, pero la depravación estuvo mal en el pasado, está mal en el presente y también en el futuro estará mal.
Nota final: Si te sentiste ofendido por este texto: ¿por qué será?