Revolución en la política iraní: primer gobernador suní desde 1979
En un movimiento sin precedentes en las últimas cuatro décadas, el presidente de Irán, Masud Pezeshkian, ha nombrado a Arash Zeretan, un miembro de la minoría suní, como nuevo gobernador de la provincia de Kurdistán.
El hecho marca el primer nombramiento de un suní en un cargo de gobernador regional desde la instauración de la República Islámica en 1979, desafiando las profundas divisiones entre las ramas chií y suní del islam en el país.
Zeretan, representante parlamentario por la ciudad de Pavé, asume un papel crucial en medio de las tensiones religiosas y étnicas que han marcado la historia de Irán.
La designación es vista como un intento audaz por parte del gobierno de Pezeshkian para promover la cohesión nacional, a pesar del dominio chií en la política iraní.
Un nuevo camino hacia la unidad o un riesgo calculado
El nombramiento de Zeretan llega poco después de que Irán y Arabia Saudí, dos potencias rivales lideradas por chiíes y suníes respectivamente, restablecieran sus relaciones diplomáticas.
Este movimiento se percibe como un gesto calculado de apertura hacia la minoría suní en Irán, que ha estado históricamente marginada.
No obstante, la pregunta persiste: ¿Será este un verdadero paso hacia la reconciliación interna o solo una jugada política de corto plazo?
El presidente Pezeshkian ya había roto barreras en agosto al nombrar a Abdolkarim Hoseinzadé, otro suní, como vicepresidente.
Ahora, con la designación de Zeretan, queda claro que el nuevo gobierno busca desmarcarse de las políticas ultraconservadoras que durante décadas han mantenido a la minoría suní excluida del poder.
Este nombramiento, lejos de ser un simple cambio administrativo, podría marcar el inicio de una nueva era en la política iraní, donde el equilibrio entre las distintas facciones religiosas se pone a prueba en un escenario geopolítico lleno de incertidumbre. Con datos de Europa Press.