Agujeros negros primordiales podrían estar distorsionando su órbita sin que lo notemos
Un nuevo estudio de físicos del MIT sugiere que observar cambios en la órbita de Marte podría ofrecer una forma revolucionaria de detectar materia oscura. Si, como algunos teóricos proponen, la materia oscura está compuesta por agujeros negros primordiales microscópicos, estos deberían pasar por nuestro sistema solar al menos una vez cada década.
Cada sobrevuelo de estos agujeros negros introduciría un tambaleo en la órbita de Marte, lo suficientemente pequeño para pasar desapercibido, pero lo bastante significativo como para ser detectado con la tecnología actual.
Según el estudio, este tambaleo de apenas un metro en la órbita de Marte podría ser la clave para confirmar la existencia de estos agujeros negros primordiales, formados justo después del Big Bang. David Kaiser, uno de los autores, resalta la precisión con la que se ha medido la distancia entre la Tierra y Marte: "Conocemos esa distancia con una precisión de 10 centímetros. Cualquier anomalía podría delatar la presencia de estos misteriosos objetos."
Este estudio, publicado en Physical Review D, podría ofrecer una nueva vía para resolver uno de los grandes enigmas del universo: la naturaleza de la materia oscura, que constituye el 80% del cosmos, pero sigue siendo invisible y desconocida.
Estos agujeros negros, formados en los primeros momentos del universo, podrían ser diminutos, tan pequeños como un átomo, pero con la masa de un gran asteroide. Este fenómeno generaría efectos gravitacionales sutiles que alterarían la órbita de Marte.
El equipo del MIT diseñó simulaciones del sistema solar, incorporando las órbitas de los planetas y las posibles trayectorias de agujeros negros con masas similares a las de grandes asteroides. Los cálculos mostraron que Marte sería el planeta más afectado por el paso de un agujero negro primordial, debido a su posición en el sistema solar y la precisión con la que se puede rastrear su órbita.
Una detección de este tipo proporcionaría evidencia de que los agujeros negros primordiales, y no partículas exóticas, podrían constituir la mayor parte de la materia oscura. Sin embargo, los investigadores advierten que aún se requeriría un análisis exhaustivo para diferenciar estos efectos de los causados por asteroides o cometas.
Como comenta Sarah Geller, coautora del estudio, "los astrónomos han estado monitoreando las trayectorias de las rocas espaciales durante décadas, lo que nos permite tener una buena idea de las dinámicas típicas en el sistema solar."
Esta investigación abre una nueva frontera en la búsqueda de materia oscura, utilizando el espacio como laboratorio natural y aprovechando los avances en tecnología de telemetría y monitoreo planetario. Con datos de Europa Press.