La ONG denuncia un ataque indiscriminado que dejó 37 muertos y miles de heridos.
Amnistía Internacional (AI) ha alzado la voz este viernes, exigiendo una investigación internacional tras las explosiones simultáneas que esta semana sacudieron Líbano y Siria, atribuidas a Israel. Estas detonaciones, que dejaron al menos 37 muertos y cerca de tres mil heridos, fueron calificadas por la organización como posibles crímenes de guerra.
"Los ataques se llevaron a cabo de forma indiscriminada, serían ilegales según el Derecho Internacional Humanitario y deberían investigarse como crímenes de guerra", declaró la ONG, destacando que los responsables de las explosiones "no pudieron verificar quién más en las inmediaciones de los artefactos resultaría herido en el momento de la explosión".
Amnistía ha exigido con urgencia una investigación internacional para esclarecer los hechos y exigir responsabilidades a los autores de esta atrocidad, que, según la organización, viola el derecho a la vida consagrado en el Derecho Internacional , recoge Europa Press.
“Aunque los ataques tuvieran como objetivo instalaciones militares, detonar miles de dispositivos sin poder determinar su ubicación exacta ni quién los poseía en el momento del ataque es un flagrante desprecio por la vida humana y las leyes de los conflictos armados”, señaló Aya Majzoub, directora adjunta del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de AI.
“Aunque los ataques tuvieran como objetivo instalaciones militares, detonar miles de dispositivos sin poder determinar su ubicación exacta ni quién los poseía en el momento del ataque es un flagrante desprecio por la vida humana y las leyes de los conflictos armados”, señaló Aya Majzoub
En un comunicado, la ONG instó al Consejo de Seguridad de la ONU a tomar todas las medidas necesarias para garantizar la protección de los civiles y evitar más sufrimiento innecesario en la región.
El terror sembrado por estas explosiones, perpetradas mediante artefactos ocultos en dispositivos de uso cotidiano, ha dejado un rastro de horror y muerte que ha obligado a más de 170.000 personas, tanto israelíes como libanesas, a abandonar sus hogares.
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Mientras tanto, el mundo observa con impotencia cómo la violencia se intensifica. Aunque Amnistía no ha señalado directamente a Israel, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, avivó la polémica al referirse a una "nueva era" de guerra con Líbano, lo que se interpretó como una admisión tácita del papel de su gobierno en estos brutales atentados.
En una región ya devastada por décadas de conflicto, la comunidad internacional debe actuar de inmediato para frenar esta espiral de violencia y evitar que más vidas inocentes se pierdan en esta siniestra pesadilla.