Humanos, mascotas y robots redefinen la conexión física y emocional.
Santo Domingo.-En una sociedad hiperconectada pero cada vez más aislada, un simple gesto como un abrazo, una caricia o tomarse de la mano puede transformar nuestra salud física y mental. En plena era digital, donde las pantallas gobiernan nuestras vidas, el contacto físico sigue siendo un bálsamo para el alma.
Respecto a la importancia del abrazo. Estudios recientes revelan que, además de reducir el estrés, estos gestos liberan oxitocina, la llamada "hormona del amor", que nos brinda paz, confianza y un estado de ánimo positivo. La ciencia nos indica que incluso un abrazo de diez segundos puede hacer una diferencia significativa en nuestro bienestar.
El poder terapéutico del contacto humano
El profesor Enric Soler de la Universitat Oberta de Catalunya subraya que el contacto físico mejora la calidad de las relaciones interpersonales, fomentando vínculos más sólidos y combatiendo la soledad. Además, a nivel corporal, reduce la tensión arterial, fortalece el sistema inmunológico e incluso disminuye la percepción del dolor.
Además, un estudio de la Universidad de Utrecht demostró que el contacto físico alivia el dolor crónico en pacientes de Parkinson de manera más efectiva que los analgésicos convencionales. Estas interacciones no solo nos hacen sentir bien emocionalmente, sino que tienen efectos profundos en nuestra salud física.
El precio de la desconexión
La falta de contacto físico, sin embargo, no solo elimina estos beneficios, sino que provoca un incremento en los niveles de cortisol, una hormona estrechamente relacionada con el estrés. Esto nos hace más propensos a la depresión, la ansiedad y los trastornos del apego, llevándonos a un estado de aislamiento emocional y mental. Para muchas personas, la falta de contacto físico puede derivar en un estilo de vida evitativo y en un círculo vicioso de soledad y malestar.
Alternativas: mascotas y robots
Ante la falta de interacción humana, algunos encuentran consuelo en sus mascotas. Interactuar con perros, gatos y otros animales de compañía se ha demostrado que reduce la ansiedad y mejora el estado de ánimo. Según un estudio de la Universidad Estatal de Washington, acariciar a un perro o un gato durante apenas diez minutos puede reducir significativamente los niveles de cortisol en el cuerpo.
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Los avances tecnológicos también ofrecen nuevas alternativas. En un estudio realizado por el Instituto de Neurociencia de los Países Bajos, se constató que el contacto físico con robots puede ofrecer beneficios físicos comparables a los del contacto humano, aunque los efectos sobre la salud mental sean menores.
Los robots, que ya se utilizan como acompañantes para personas mayores o en entornos terapéuticos, podrían ser una solución para aquellos que no tienen acceso a una red social de apoyo humano.
El contacto en la infancia y su impacto
La importancia del contacto físico se remonta a los primeros momentos de vida. Después del parto, el primer acto natural es poner al bebé en el pecho de su madre, estableciendo así un vínculo fundamental que promueve la seguridad y el bienestar del recién nacido. La falta de este tipo de contacto puede tener efectos perjudiciales en el desarrollo emocional y psicológico del niño.
¿Por qué rechazamos el contacto?
A pesar de estos beneficios, no todas las personas buscan el contacto físico. Según Soler, en algunos casos, el rechazo puede deberse a traumas vinculados al abuso físico o sexual, especialmente en la infancia. En estos casos, es común que las víctimas prefieran el contacto con animales o incluso con objetos inanimados, como peluches, antes que con otros seres humanos.
Este tipo de respuestas subraya la necesidad de abordar los traumas y de encontrar formas seguras y terapéuticas de reintegrar el contacto físico en sus vidas.
El rol de las TIC en la conexión humana
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han transformado la manera en que nos relacionamos. Durante la pandemia de COVID-19, las videollamadas y las plataformas digitales se convirtieron en el principal medio de contacto para millones de personas. Sin embargo, aunque estas herramientas facilitan la comunicación, no pueden reemplazar la experiencia sensorial y emocional del contacto físico.
“Antes de la pandemia, nunca imaginamos a personas mayores usando una tableta para comunicarse con sus nietos, pero esa necesidad nos obligó a adaptarnos”, reflexiona Soler.
Un futuro de conexiones reales
A medida que el mundo avanza tecnológicamente, es vital que no olvidemos la esencia de nuestra humanidad: la necesidad de contacto físico y conexión emocional. Aunque las TIC pueden ayudarnos a mantenernos en contacto, no deben sustituir la interacción cara a cara.
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Las relaciones humanas, con su complejidad y profundidad, dependen de la presencia física, algo que ninguna pantalla puede replicar.
El desafío es equilibrar la conveniencia de la tecnología con la necesidad de mantenernos conectados de manera tangible.
En un mundo donde el contacto humano se convierte en un lujo, abrazar, tocar y sentir puede ser el acto más revolucionario de todos. Con datos de UOC