Algunos mayores de edad han optado por dejar de conducir y otros estamos pensando en lo mismo.
Son tantos los temas que abordar en el país que uno a veces ni sabe a cuál o a cuáles darles prioridad.
Para un servidor, dos temas inagotables que tratar en nuestro país son los del tránsito vehicular y el de los haitianos, legales e ilegales, nacidos o no en R.D.
Usar el vehículo de cuatro o más ruedas en la capital, Santiago, La Altagracia, San Francisco o cualquier otro lugar es lanzarse a una aventura sin final. Los motores, los taxis, las voladoras, las guaguas y camiones se tragan a todos los demás vehículos y conductores, y no solo a los semáforos y a los agentes reguladores del tránsito.
Los creyentes deben persignarse y los ateos resignarse.
Y aunque existan ideas, planes o proyectos para mejorar dicha caótica situación, lo cierto y real es que nadie ve mejoría en el corto tiempo. Y un tránsito caótico afecta a casi todos los demás ciudadanos y servicios.
Algunos mayores de edad han optado por dejar de conducir y otros estamos pensando en lo mismo.
EL GRAVE PROBLEMA HAITIANO
Amén de la aguda crisis existente en Haití, sin visos de solucionarse o mejorarse en el breve tiempo, lo que ocurre aquí con los haitianos es horroroso.
Yo pensaba que en nuestro territorio convivían unos dos millones de haitianos, y veía exageración en los que duplicaban esa cifra. Creo que me equivoqué.
Como salgo a diario a diferentes puntos de la capital, observo prácticamente solo a ciudadanos haitianos en calles y avenidas, y en autopistas, pues viajo con frecuencia al este del país por temas familiares.
Aquí tenemos haitianos en los hospitales, escuelas, centros turísticos, agropecuaria, construcción y en casi todas las esquinas y aceras vendiendo cocos de agua, aguacates, frutas, paletas o dando servicio de seguridad en residenciales, edificios de apartamentos y otros.
La verdad: nos han invadido pacíficamente, aunque ellos ya se sienten con poderes por los continuos apoyos que, basados en mentiras sobre racismo y xenofobia, ofrecen personajes locales y entidades nacionales e internacionales.
Personajes y entidades que de seguro laboran por paga, con directrices que deben cumplirse aquí al pie de la letra.
Yo no sé si se ha hecho tarde para enfrentar la migración de haitianos, pero sí creo que en cinco o seis años la República Dominicana será otro país, lleno de haitianos y quizás intervenido por alguna potencia para que acaben de ocupar TODOS los puestos de trabajo que correspondan a los dominicanos, entre otros males.
Yo no quisiera ver ese futuro inmediato, aunque siga siendo optimista y creyente en la dominicanidad y en el espíritu de amor por esta patria de sus hijos bien nacidos.
23 de septiembre de 2024.