El 1% más rico acapara la riqueza global mientras frustra el progreso colectivo.
Santo Domingo.-El 1% más rico del mundo concentra más riqueza que el 95% de la humanidad, denunció Oxfam Internacional en su informe titulado “Multilateralismo en una era de oligarquía global”. Esta élite no solo acumula fortunas, sino que da forma a las reglas globales para enriquecerse aún más, a expensas del bienestar y progreso de la mayoría.
Las megacorporaciones, lideradas por multimillonarios, monopolizan mercados y decisiones, mientras los países del Sur Global apenas sobreviven bajo el yugo de esta desigualdad aplastante, indica el informe de la OXfam que recoge la agencia IPS.
El secuestro de la economía global
El informe revela que en 1987 la riqueza de los ultrarricos representaba el 3% del PIB mundial; hoy en día, asciende al 13%. El director ejecutivo de Oxfam, Amitabh Behar, advierte que estas élites están configurando las reglas globales para perpetuar sus propios intereses, socavando soluciones a problemas críticos como la crisis climática, la pobreza, y la desigualdad extrema.
Más de un tercio de las 50 corporaciones más grandes del mundo, con un valor combinado de 13,3 billones de dólares, son controladas por multimillonarios. Mientras tanto, el Sur Global posee solo el 31% de la riqueza mundial, aunque alberga al 79% de la población.
Resalta que el uno por ciento más rico posee 43 % de todos los activos financieros globales. Los "tres grandes" administradores de activos con sede en Estados Unidos —BlackRock, State Street y Vanguard— poseen 20 billones de dólares en activos, cerca de una quinta parte de todos los activos invertibles en el mundo.
En otro ejemplo, solo dos corporaciones controlan 40 % del mercado mundial de semillas.
Esta alarmante disparidad es el resultado de un sistema diseñado para perpetuar los privilegios de unos pocos a costa de la mayoría.
El poder devastador de las corporaciones
Oxfam detalla tres ejemplos claros donde las megacorporaciones bloquean el progreso y exacerban la desigualdad global:
Evasión fiscal: Las corporaciones manipulan la base imponible, enviando beneficios a paraísos fiscales. Mientras los países del Sur Global, liderados por África y Brasil, luchan por un marco fiscal justo, las megacorporaciones continúan debilitando los sistemas fiscales nacionales.
Monopolio de las vacunas: Durante la pandemia de la COVID-19, las grandes farmacéuticas se resistieron a compartir las tecnologías de las vacunas, priorizando sus ganancias sobre las vidas. El resultado: 50.000 millones de dólares en beneficios para los fabricantes de vacunas en 2021, mientras el mundo veía morir a 1,3 millones de personas adicionales por la falta de acceso a estos recursos vitales.
Crisis de la deuda: Los países de bajos ingresos gastan casi el 40% de sus presupuestos en el servicio de la deuda, mucho más de lo que invierten en educación, salud o protección social. Los acreedores privados, como los infames fondos buitres, se aprovechan de esta vulnerabilidad para inflar sus ganancias, sofocando cualquier posibilidad de desarrollo sostenible en estos países.
Un llamado urgente al multilateralismo real
En este contexto, Brasil lidera un esfuerzo para imponer un impuesto global a las mayores fortunas del mundo, una iniciativa que será presentada en la próxima cumbre del G20 en Río de Janeiro. Esta medida busca canalizar recursos para combatir el hambre y la pobreza, problemas exacerbados por las dinámicas que estas mismas élites han alimentado.
Oxfam hace un llamado a reformar el multilateralismo y enfrentar esta oligarquía global. Sin una intervención drástica, la humanidad se enfrenta a un futuro donde el poder y la riqueza continuarán concentrándose en manos de una élite indiferente a las necesidades del resto del mundo.