La presidenta electa de México desafía la diplomacia al invitar a líderes controversiales y excluir monarquías y países clave
La controversia en torno a la lista de invitados para la toma de posesión de Claudia Sheinbaum se intensifica. La presidenta electa de México ha optado por invitar a figuras tan polarizadoras como el venezolano Nicolás Maduro y el ruso Vladimir Putin, mientras deja fuera a líderes de países como Ecuador, Perú y al Rey Felipe VI de España.
Esta decisión de Sheinbaum ha generado un intenso debate sobre las prioridades diplomáticas de su gobierno, lo que indica un claro giro hacia la izquierda en la política exterior mexicana.
En un intento por justificar estas invitaciones, el equipo de Sheinbaum ha argumentado que su estrategia se basa en "cuestiones protocolarias", alegando que se busca estrechar lazos con todos los países con los que México mantiene relaciones diplomáticas.
Sin embargo, la realidad es que las razones políticas están marcando el compás de las decisiones decisiones de México, evidenciando una clara exclusión de aquellos que no comparten su visión.
Tanto así que la presidenta electa no ha escatimado en explicaciones, señalando que ni el presidente ecuatoriano Rafael Noboa ni la jefa de Estado peruana Dina Boluarte fueron incluidos en la lista "obviamente" por desacuerdos en las políticas de ambos países.
Esta decisión de Sheinbaum ha generado un intenso debate sobre las prioridades diplomáticas de su gobierno, lo que indica un claro giro hacia la izquierda en la política exterior mexicana.
La crítica internacional se ha hecho sentir, especialmente desde España, donde el Ministerio de Asuntos Exteriores calificó de "inaceptable" la exclusión del Rey Felipe VI, anunciando que no habrá representación española en la transición de poderes. Esta reacción resalta la fragilidad de las relaciones bilaterales y la complejidad de la situación política en la región.
A pesar de la polémica, Sheinbaum ha confirmado la asistencia de "105 países y 22 organismos internacionales" a la ceremonia del 1 de octubre, con una notable presencia de presidentes latinoamericanos, como Luiz Inácio Lula da Silva y Gustavo Petro.
Este respaldo podría interpretarse como un apoyo a su visión política, pero la falta de inclusión de líderes de países cercanos y aliados tradicionales plantea serias dudas sobre el futuro de la diplomacia mexicana.
Mientras se acercan los actos de toma de posesión, la incertidumbre y el cuestionamiento sobre la dirección que tomará México bajo el liderazgo de Sheinbaum siguen siendo palpables.
La elección de invitados no solo refleja su agenda política, sino que también puede tener repercusiones significativas en la imagen internacional del país y en sus relaciones diplomáticas en un contexto global cada vez más polarizado. con datos de Europa Press