Pandillas desatan el terror mientras la piratería paraliza importaciones
Santo Domingo.-La violencia en Haití alcanza nuevos niveles de desesperación. Grupos criminales armados, que ya controlan el 80% de la capital, Puerto Príncipe, han llevado el conflicto a las puertas del Cuartel General del Ejército, mientras la piratería paraliza importaciones.
En un ataque sin precedentes, pandilleros armados con fusiles automáticos abrieron fuego cerca de la oficina del primer ministro, Garry Conille, quien estaba en Nueva York, mientras las balas resonaban a poca distancia del Palacio Nacional.
El ataque, que ocurrió el jueves en plena luz del día, fue repelido por las Fuerzas Armadas de Haití con apoyo de los militares de Kenia, quienes lograron frustrar la incursión gracias a la intervención oportuna de vehículos blindados, según el diario Le Facteur Haití, que recoge Prensa Latina
Aún no se han revelado las cifras de víctimas o heridos, pero el incidente ha generado un estado de tensión máxima en Puerto Príncipe.
Pandilleros armados con fusiles automáticos abrieron fuego cerca de la oficina del primer ministro, Garry Conille, quien estaba en Nueva York
Los enfrentamientos han coincidido con la celebración de las fuerzas de seguridad haitianas y sus aliados kenianos por los avances recientes en su lucha contra las bandas criminales. Sin embargo, la realidad en las calles de la capital desmiente cualquier victoria. Con las pandillas envalentonadas y atacando incluso las instalaciones más protegidas del país, la seguridad sigue siendo un concepto lejano.
Piratería en alta mar: el comercio haitiano en jaque
Mientras las balas vuelan en la ciudad, en el mar las cosas no están mejor. Cuatro buques mercantes abandonaron el puerto de Haití, incapaces de desembarcar sus mercancías debido a la piratería desenfrenada que amenaza con colapsar las importaciones.
Los ataques, que incluyen disparos directos contra los puertos y el secuestro de tripulantes, han paralizado el comercio marítimo, afectando gravemente la ya frágil economía haitiana.
En respuesta, el gobierno de Garry Conille ha anunciado una serie de medidas desesperadas, incluyendo la escolta militar de los barcos mercantes desde su llegada hasta su salida del puerto.
El gobierno de Garry Conille ha anunciado una serie de medidas desesperadas, incluyendo la escolta militar de los barcos mercantes desde su llegada hasta su salida del puerto.
Las fuerzas de seguridad haitianas, junto a la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, desplegarán tres embarcaciones de patrullaje para proteger las rutas marítimas, intentando mitigar el impacto de la piratería. Pero el panorama es desolador.
Los recientes secuestros de tripulantes filipinos, sumados a los ataques armados contra el puerto, han creado una atmósfera de miedo que ahuyenta a las navieras y pone en jaque la capacidad del país para importar bienes esenciales.
A medida que el contrabando desde la vecina República Dominicana se incrementa, surgen dudas sobre los verdaderos beneficiarios de este caos. ¿Quién se beneficia de paralizar las importaciones legales mientras el mercado negro prospera?
La situación es cada vez más insostenible, y el futuro de Haití pende de un hilo, mientras las fuerzas de seguridad luchan por controlar un país que parece caer en la anarquía total.