Lo primero es que todo el que tiene hambre, miedo o desesperación busca un mejor lugar.
He visto con gran interés la preocupación de muchos dominicanos por la situación de la migración haitiana, que se ha incrementado debido al colapso de las instituciones del vecino país.
Horrorizados, muchos ciudadanos exigen acción y, de la manera más simple, piden que los deporten como solo Houdini podría hacer.
Pero el problema es más complejo. Como diría Luis Días con “s” parafraseando a los campesinos: "…la verdad e’ mala e’ ver…"
Lo primero es que todo el que tiene hambre, miedo o desesperación busca un mejor lugar. Nosotros somos el mejor ejemplo: sin estar en la misma situación que Haití, nos vamos en yola a Puerto Rico, o ahora se ha hecho popular la vuelta por México o cruzar toda Centroamérica por la selva del Darién.
Los casos están documentados y no es necesario más que entrar a la nueva biblioteca de la desinformación informada que es YouTube, donde, aunque no lo crean, hay mucha más información que sobre la vida de Yailin.
La verdad que no queremos ver es que el “Masacre se cruza a pie”, y aunque se construya un muro o se ponga un verdadero control, aunque sea en un submarino, los haitianos van a encontrar la forma de venir.
Así como en algún momento los latinos eran necesarios en EE. UU. para hacer lo que los americanos no querían hacer, los haitianos son la carta de triunfo en la avaricia de la construcción.
Pero ellos no solo son usados por aquellos que quieren hacerse millonarios en la industria de la construcción; están en toda la economía y en las casas de muchos de los que fueron a protestar al Palacio Nacional.
Así que engañarnos no los va a hacer desaparecer. Aunque nos arrodillemos en la cama y oremos a Dios antes de dormir diciendo: “Diosito, que mañana no haya más haitianos en RD”, al despertar como arte de magia habrá más.
Además, hay quienes ya tienen 20 años, 30 años, o peor aún, quienes nacieron aquí y nunca han ido a Haití. Por más que los deportemos, siempre volverán, pues aunque un pedazo de papel diga que no son dominicanos, su corazón no sabe leer.
Dejemos las tonterías de que la constitución haitiana dice que son haitianos donde nazcan; este grupo nació en República Dominicana y aquí se van a quedar porque es un hecho y es la realidad.
Las declaraciones de que los mandemos a Haití, que nos volvamos expertos en migración o constitucionalistas a la carrera, o que creamos en cuentos de hadas no van a cambiar la situación.
Lo que nos lleva a la siguiente pregunta:
**¿Y qué hacemos con ellos?**1. Controlar la frontera lo más posible; pero será de poca utilidad
2. Hacer hospitales en la frontera para atenderlos allí y regresarlos a su país; será más barato y estratégico, y que de devuelan a su pais,,
3. Regularizar a los nacidos aquí y han vivido toda su vida aquí; no van a desaparecer.
4. Incorporarlos y hacerlos dominicanos para evitar que se conviertan en una minoría aislada exigiendo derechos, que tarde o temprano les tendremos que dar.
5. Crear un plan de dominicanización para aquellos que ya no podemos deportar, para que se sientan plenamente dominicanos y rompan cualquier lazo con haiti, como los dominicanos de 3 era generacion en Nueba Yol.
Entre muchas otra cosas!!!
En pocas palabras, no van para ninguna parte digamos lo que digamos o hagamos lo que nos dé la gana. Aunque Trujillo volviera a nacer.
Lo otro es solo un circo al cual no me interesa comprar un boleto para ver payasos actuar.
P.D. Como somos hipersensibles: si crees que me refiero a ti o alguien parecido a ti, no lo hago; es un grupo solo en mi imaginación. No te des por aludido.
Si eres miembro de un circo: me gusta el circo; voy a uno hoy. Es ese tipo de circo el que no me gusta; te pido perdón.
Si eres abogado constitucionalista: tienes razón.
Si crees que el muro es la solución: pienso igual que tú. Porque la manera más inteligente de discutir con un necio es decirle que siempre sí.
Crees que estoy equivocado?: Tienes razón.