Experiencias compartidas para crear corredores biológicos claves
Costa Rica, San José, 1 de octubre 2024.- En un esfuerzo por proteger la biodiversidad y preservar los ecosistemas que unen a Centroamérica y el Caribe, Costa Rica y República Dominicana han fortalecido sus lazos a través de un intercambio de experiencias centrado en la gestión de corredores biológicos. Esta colaboración tiene como objetivo replicar en suelo dominicano los exitosos modelos de conservación que Costa Rica ha implementado en sus áreas protegidas, como el Corredor Biológico Tenorio-Miravalles (CBTM), que conecta dos importantes parques nacionales.
El intercambio tuvo lugar en el marco del Festival de la Danta, un evento celebrado en el CBTM que busca sensibilizar a las comunidades locales y a los visitantes sobre la importancia de la conservación de la danta (Tapirus bairdii), el mamífero terrestre más grande de Centroamérica y especie bandera del corredor. La delegación dominicana tuvo la oportunidad de presenciar cómo este festival ha transformado la relación entre las comunidades y su entorno natural, generando una mayor conciencia sobre la necesidad de proteger a esta especie en peligro de extinción.
Este proyecto se lleva a cabo bajo el paraguas de la Cooperación Triangular, una iniciativa financiada por el Fondo Regional para la Cooperación Triangular en América Latina y el Caribe, con el respaldo de la Cooperación Alemana para el Desarrollo (GIZ). La delegación dominicana estuvo compuesta por representantes del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, el Ayuntamiento Municipal de Azua y la Asociación de Productores de Banano Orgánico de Azua (AZUABANA), entre otros actores clave. Estos representantes visitaron diversas áreas del CBTM, donde pudieron observar de cerca la integración de las comunidades locales en la planificación y gestión de los corredores biológicos.
Lecciones de Costa Rica para República Dominicana
Durante el intercambio, los dominicanos aprendieron de las experiencias exitosas de Costa Rica en la creación de corredores biológicos y la participación comunitaria. Uno de los aspectos más destacados fue el modelo de gobernanza comunitaria de la Reserva Santuario de la Danta, donde las Asociaciones Administradoras de Sistemas de Acueductos y Alcantarillados Comunales (ASADAS) juegan un papel clave en la protección de fuentes de agua vitales para las comunidades y la conservación de la biodiversidad. Este modelo será adaptado al contexto dominicano en la provincia de Azua, donde se planea implementar el primer corredor biológico del país.
El viceministro de Ambiente de Costa Rica, Jorge Mario Rodríguez, destacó la importancia de estos intercambios: “Para el MINAE, es un honor poder compartir nuestras experiencias en la gestión de corredores biológicos y conservación ambiental. Sabemos que estas lecciones serán valiosas para nuestros hermanos de República Dominicana y esperamos ver los frutos de esta colaboración en un futuro cercano”.
La creación de un corredor biológico en República Dominicana, inspirada en el CBTM, es vista como un paso importante para conectar áreas naturales protegidas y permitir el libre tránsito de especies entre ellas. Esta conectividad es crucial para mantener la salud de los ecosistemas y fortalecer su resiliencia frente a la pérdida de biodiversidad y los efectos del cambio climático.
El papel de las comunidades en la conservación
Una de las lecciones clave que los dominicanos se llevan de Costa Rica es la importancia de involucrar a las comunidades locales en los esfuerzos de conservación. En el CBTM, los residentes no solo protegen el hábitat de la danta, sino que también participan activamente en actividades de ecoturismo y desarrollo sostenible. El Festival de la Danta, por ejemplo, ha fomentado un sentido de orgullo en las comunidades locales, que ahora ven la protección de la danta como parte integral de su identidad cultural y económica.
Svenja Paulino, directora del Programa Biodiversidad y Negocios para Centroamérica y República Dominicana de la GIZ, enfatizó la relevancia de estos esfuerzos: “Los corredores biológicos no solo conectan hábitats, sino también a las personas que viven en ellos. Al fomentar el desarrollo sostenible a nivel comunitario, estamos asegurando que la conservación de la biodiversidad vaya de la mano con el bienestar de las personas”.
El futuro de la cooperación ambiental
El éxito del intercambio entre Costa Rica y República Dominicana sienta un precedente importante para futuras colaboraciones en la región. Clara María Aquino Smester, directora de la Dirección General de Cooperación Bilateral del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo de República Dominicana, expresó su entusiasmo por los resultados del intercambio: “Estamos muy motivados de llevar estas lecciones aprendidas a República Dominicana y de replicar el modelo costarricense en la creación de nuestro primer corredor biológico”.
A medida que ambos países avanzan hacia la implementación de estrategias conjuntas para proteger sus recursos naturales, la cooperación internacional se perfila como un catalizador clave para la conservación de la biodiversidad en América Latina y el Caribe. Con un enfoque en la colaboración regional y la participación comunitaria, Costa Rica y República Dominicana están demostrando que la protección del medio ambiente es una responsabilidad compartida que trasciende fronteras.
Este esfuerzo conjunto no solo resalta la importancia de los corredores biológicos como herramientas para la conservación de especies, sino que también muestra cómo el intercambio de experiencias entre países puede ser un catalizador para lograr un cambio positivo a nivel global.