HRW dice que las bandas criminales aprovechan la desesperación de niños y niñas para engrosar sus filas
En Haití, la crisis humanitaria y política ha empujado a miles de niños hacia un abismo de violencia y pobreza. La organización Human Rights Watch (HRW) ha alertado sobre el creciente reclutamiento de menores por parte de bandas criminales, quienes aprovechan la desesperación de los niños y niñas para engrosar sus filas, una situación agravada desde el asesinato del presidente Jovenel Moise.
Sin una acción contundente, advierte HRW, Haití corre el riesgo de perder a toda una generación de niños a manos del hambre y el crimen.
Reclutamiento infantil: un círculo vicioso de pobreza y crimen
Nathalye Cotrino, responsable de la división sobre conflictos de HRW, ha destacado que "sin acceso a recursos básicos y bajo la constante amenaza de la violencia, muchos menores ven en las bandas una opción de supervivencia".
Cotrino subraya que el gobierno de transición haitiano debe actuar de inmediato, proporcionando alternativas de vida para estos niños, como educación, acceso a bienes esenciales y programas de rehabilitación que los alejen de la vida delictiva.
Relata que los grupos criminales, que controlan cerca del 80% de la capital, Puerto Príncipe, han encontrado en los menores una fuente de mano de obra fácil de manipular.
El avance de una misión de seguridad internacional, encabezada por Kenia, ha forzado a las pandillas a intensificar el uso de niños, quienes ya representan el 30% de sus miembros, según fuentes extraoficiales.
El testimonio de los niños: hambre, violencia y desesperación
HRW ha entrevistado a varios menores inmersos en esta realidad, quienes coinciden en señalar que la falta de comida y el miedo son los principales motivos que los empujan a unirse a las pandillas.
Mathis, un huérfano de 14 años, relató: “No tenía nada, ni comida ni hogar, solo las pandillas me ofrecieron algo”. A cambio de su lealtad, le pagaron 9 dólares y le dieron trabajo, convirtiéndose en el principal sustento de su hermano menor.
Estos menores, en su mayoría varones, son entrenados en el manejo de armas y desempeñan tareas logísticas para las bandas, como transportar comida, armas o actuar como vigías para alertar a los delincuentes sobre la presencia de la policía.
Las niñas, por otro lado, enfrentan un destino aún más cruel: además de ser entrenadas, son sometidas a trabajos domésticos y abusos sexuales dentro de las casas de los líderes criminales.
Marie, de 16 años, quien quedó embarazada tras unirse a la pandilla 'Grand Ravine', relató: “Cocinaba y hacía recados para el grupo. No tenía otra opción”.
La ONG ha documentado numerosos casos de adolescentes que escapan de estas organizaciones tras sufrir abusos prolongados, o de familias que entregan a sus hijos a cambio de una falsa protección.
Desnutrición y colapso del sistema: la otra cara de la crisis
La violencia no es el único problema que afecta a los niños en Haití. HRW estima que 125.000 menores sufren de desnutrición aguda grave, y cerca de la mitad de la población infantil necesita asistencia humanitaria.
Explica que el colapso del sistema de salud, el cierre de casi mil escuelas en la capital, y la falta de acceso a alimentos están llevando a una generación de niños haitianos a un punto de no retorno. Las escuelas eran espacios en los que unos 160.000 niños recibían su única comida del día.
Para HRW, la solución pasa por un esfuerzo internacional coordinado. Se requiere un aumento en los fondos destinados a la educación, salud y programas de desmovilización para estos menores.
Además, urge mejorar las capacidades de las fuerzas de seguridad haitianas y desarrollar un plan integral que garantice la protección y los derechos de estos niños, basándose en los principios de la Convención sobre los Derechos del Niño. Con datos de Europa Press