No cabe ninguna duda de que la anatomía es un área de conocimiento esencial en la formación de los profesionales de la medicina.
Aunque existen muñecos y recursos tecnológicos prácticamente de ciencia ficción para visualizar el cuerpo humano, muchos docentes universitarios consideran que no se debe reemplazar el cadáver de un ser humano real en la formación del profesional de la salud.
La práctica con cadáveres reales permite al estudiante desarrollar habilidades y destrezas específicas al manipular tejidos, y al mismo tiempo, se conocen los detalles de las estructuras corporales.
El problema surge a partir de la muerte debido a que los tejidos humanos se dañan rápidamente y pueden presentar riesgos de contagios de enfermedades. Es aquí donde entra en acción la química y donde se origina la pregunta ¿Cómo se pueden conservar los cadáveres?
La respuesta a esta pregunta implica mucha historia. Sin embargo, copiamos textualmente lo siguiente:
“…El proceso de conservación de los tejidos para el estudio anatómico se basa en el principio de fijación, esta consiste en un proceso fisicoquímico gradual que implica…cambios estructurales que alteran la composición de las proteínas…endurecimiento de los tejidos, mínima distorsión en su morfología y prevenir la descomposición. (tomado de Gaceta de Ciencias Veterinarias Vol 17 No. 1 pp 5-10 Junio 2012). En el mismo artículo escrito por Fonseca Matheus J., se señala que el formaldehído cumple con todos los requisitos anteriormente señalados.
Las soluciones para conservación de cadáveres pueden y suelen contener: formaldehido, agua, metanol, glicerina, sales y colorantes. Esta mezcla procura fijar los tejidos, evitar su descomposición y el crecimiento de microorganismos.
El formaldehído es un gas que comercialmente se ha disuelto en agua y que popularmente se conoce como formol. En ocasiones y de forma arriesgada hay personas que añaden formol a los esmaltes de uñas para su endurecimiento. ¡Cuidado con esa práctica!
El formol se utilizó por primera vez como fijador de tejidos en el año 1893. En la actualidad, y gracias al desarrollo de la química, los cadáveres pueden ser mejor conservados porque se ha logrado estabilizar el propio formol con el diseño de soluciones (mezclas de sustancias).
Las composiciones químicas de las soluciones de conservación de cadáveres son muy variadas. A pesar de los efectos nocivos que se conocen del formaldehído en solución, esta sustancia sigue siendo esencial en la formulación de las mezclas líquidas que se utilizan para conservar cadáveres.
Las soluciones para conservación de cadáveres pueden y suelen contener: formaldehido, agua, metanol, glicerina, sales y colorantes. Esta mezcla procura fijar los tejidos, evitar su descomposición y el crecimiento de microorganismos. Al mismo tiempo, hay sustancias añadidas que tienen el propósito de estabilizar la mezcla y procurar que se mantenga la textura y color de la piel del cadáver lo más natural que sea posible.
En síntesis, los conocimientos de química contribuyen, facilitan y posibilitan de forma silenciosa que se conserven los cadáveres y todo tipo de tejido necesario para una enseñanza efectiva y de calidad en el área de anatomía.
El autor es doctor en ciencias químicas, residente en Santiago de los Caballeros. huco71@gmail.com
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