¿Qué tan difícil es gobernar en la República Dominicana donde se apela frecuentemente al chantaje político con tal de neutralizar o tumbarle el pulso a quien ostenta la conducción del estado? En esa fatídica acción se conjugan diversos factores algunos de los cuales diametralmente opuesto y con intereses distintos que coinciden coyunturalmente.
Es valiente y democrática la decisión del presidente Luis Abinader de retirar del Congreso Nacional el proyecto de Ley de Modernización Fiscal.
Escuchó el clamor de amplios sectores nacionales que cuestionaban la viabilidad en estos momentos de la pieza legislativa, y, de paso, “mató el gallo en la funda” a aquellos políticos que buscaban pescar en rio revuelto.
Con la avanzada de cacerolazos y protestas registradas en distintas comunidades esos sectores políticos se frotaban las manos pronosticando que aquí se produciría otra poblada, como ocurrió en abril de 1984, durante el gobierno del fenecido expresidente Salvador Jorge Blanco.
El arte de gobernar es equilibrar la balanza para que podamos convivir socialmente, como lo interpretó en su momento Abraham Lincoln (1809-1865), decimosexto presidente de Estados Unidos.
Este domingo el presidente Luis Abinader alcanzará un éxito político e institucional sin precedente en la historia democrática del país al proclamar en la Asamblea Nacional una nueva Constitución para cercenar por siempre la ambición desmedida del continuismo desde el poder.
Debemos valorar en su justa dimensión lo que significa esa decisión política e institucional para la estabilidad y credibilidad de la República Dominicana, especialmente ahora que la democracia se tambalea en la mayoría de los países de América Latina.
Legado Histórico
Un legado que las presentes y futuras generaciones de dominicanos podrán valorar justamente por tratarse de una iniciativa que pone candado al funesto y cancerígeno recurso de la reelección indefinida de un mandatario.
El presidente Luis Abinader y el Partido Revolucionario Moderno (PRM) pese a tener mayoría en ambas cámaras legislativas no se dejó atraer por la peligrosa corriente de la reelección indefinida como aplicaron sus antecesores.
Sobre el retiro del proyecto de Ley de Modernización Fiscal por parte del Poder Ejecutivo con el que se buscaba recaudar RD 122,486.6 millones, para un estimado en % PIB de 1.5 %., no es un triunfo particular de nadie sino de la democracia.
El gobierno buscaba elevar las inversiones en educación, salud, seguridad, transporte, salarios y las ayudas sociales.
Igualmente se pretendía evitar que la elaboración del presupuesto nacional pudiera ser financiado sin acudir al endeudamiento, evitándose de ese modo, que el monto de la deuda externa siga creciendo.
Probablemente muchos de los que se opusieron radicalmente a la iniciativa gubernamental ni siquiera leyeron el contenido de esta.
De lo que se trata ahora es que sigamos viviendo en paz y armonía y que todas las fuerzas vivas de la nación asuman el rol que les corresponde, contribuyendo así a fortalecer nuestras instituciones y gobernanza.
Abinader en su discurso a la nación donde anunció el retiro del proyecto de Ley de Modernización Fiscal, sentenció que: "Un verdadero gobierno democrático no teme enmendar sus decisiones cuando escucha al pueblo, porque escuchar es un signo de fortaleza. Y yo soy un presidente que escucha. No estoy aislado, no vivo en una burbuja”.
No obstante, observó, que esto implicará ajustar el alcance de los planes de desarrollo que había planteado y construir alternativas aceptables para lograr la República Dominicana que queremos.
Evasión Fiscal
Es una de las problemáticas que limitan la gobernanza en el país porque impide que el Poder Ejecutivo introduzca iniciativas desarrollistas encaminadas a transformar y mejorar consecuentemente la vida de la población más necesitada.
Estamos por debajo de la mayoría de los países latinoamericanos en materia de captación de recursos por las vías contribuyentes, imposibilitando de ese modo la construcción de hospitales, escuelas, carreteras, centros comunales y recreativos y acondicionamiento de las infraestructuras públicas.
Se impone la búsqueda de alternativas que generen nuevas fuentes de ingresos al sector público para poder cumplir con las demandas de la ciudadanía. No solo la reducción de gastos innecesarios entre los diferentes Ministerios sino también a través de la evasión tributaria.
Las autoridades están obligadas a aplicar la Ley para reducir al máximo la evasión fiscal una fuente de ingresos que permitirá afrontar las dificultades de sostenimiento del presupuesto nacional.
Entonces, de lo que se trata es que cada sector social y empresarial del país pague sus impuestos como ocurre en cualquier sociedad organizada del mundo.
Los evasores pequeños, medianos y grandes no pueden seguir burlándose del país tratando de eludir el pago al fisco.
La vieja cultura de buscar “arreglos detrás del telón “para incumplir con sus responsabilidades tributarias hay que dejarlas atrás. En consecuencia, el Estado dominicano no puede seguir auspiciando esa cultura evasiva que reduce sensiblemente los ingresos para que el Gobierno cumpla con sus responsabilidades de construcción de obras y planes sociales dirigidos a los sectores vulnerables para así impulsar el desarrollo nacional.
Un estudio de la Universidad de Chile mostró que la evasión del Impuesto sobre la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS) en República Dominicana aumentó en el decenio 2007-2017.
Esa investigación de la academia suramericana determinó que la evasión del ITBIS en República Dominicana es de aproximadamente un 43%, considerándose como una de las más altas de América Latina y el Caribe.
Las autoridades y los sectores organizados de la sociedad tienen que mantener abiertas la mesa del diálogo para seguir profundizando la aplicación de una agenda social y económica que priorice a los más pobres.
Precisamente, el presidente Abinader en su discurso a la nación enfatizó que: "Estoy convencido de que nuestra democracia debe ser un diálogo constante, una conversación en la que cada voz cuenta y cada opinión tenga su peso. La democracia no es, ni debe ser, un monólogo ni una práctica de cada cuatro años", sostuvo.
Partidos Políticos
Desde el gobierno se debe auspiciar, además, la eliminación de ciertos privilegios en instancia del Estado como son los casos de exoneraciones y entrega de recursos a los legisladores a través del “barrilito” y el “cofrecito “así como reducir los 34 partidos políticos que son en su mayoría verdaderas entelequias, y que consumen una parte considerable del presupuesto asignado a la Junta Central Electoral (JCE).
Aquellas organizaciones que no logren el 5% de las votaciones en las elecciones presidenciales deberían dejar de recibir recursos del presupuesto nacional.
Artículo de Manuel Díaz Aponte
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