Laboristas imponen impuestos radicales para sanear finanzas y reconstruir servicios públicos.
La ministra de Economía del Reino Unido, Rachel Reeves, ha presentado el primer presupuesto de los laboristas desde que asumieron el gobierno en julio, en el que propone una serie de reformas fiscales con el objetivo de aliviar una economía debilitada y transformar servicios públicos esenciales.
Este plan supone una subida de impuestos de 40.000 millones de libras (48.000 millones de euros), lo que marca el incremento impositivo más alto en relación al PIB desde 1993.
Reeves destaca que este ajuste es fundamental para asegurar un futuro estable para la economía británica y su tejido social, tras décadas de políticas de austeridad que, asegura, han dejado un déficit anual de 22.000 millones de libras y una deuda pública en su punto más alto desde los años sesenta.
Carga fiscal sobre grandes empresas y los más ricos
Para llevar adelante su proyecto, el gobierno laborista ha centrado la mayor parte de la subida impositiva en las grandes empresas y en los sectores de mayores ingresos, alegando que estas entidades deben "pagar su parte justa".
Entre las medidas clave se encuentra el incremento de 1,2 puntos en la tasa de la Seguridad Social del empleador, que se elevará al 15% a partir de abril de 2025, un movimiento que se estima aportará alrededor de 25.000 millones de libras anuales.
Esta medida también reduce el umbral mínimo a partir del cual los empleadores deben contribuir a la Seguridad Social, pasando de 9.100 libras a 5.000 libras, lo que significa que más empresas estarán obligadas a realizar aportes significativos.
Impuestos sobre ganancias de capital y nuevo impuesto al vapeo
Dentro del marco fiscal de este presupuesto, se incluye una subida en el impuesto sobre ganancias de capital. Para quienes pagan la tasa más baja, este impuesto aumentará del 10% al 18%, mientras que los contribuyentes de la tasa más alta verán una subida del 20% al 24%. Las propiedades residenciales, sin embargo, mantendrán sus tasas actuales entre el 18% y el 24%.
Además, se implementará un nuevo impuesto sobre los productos de vapeo a partir de octubre de 2026, junto con una nueva subida en los impuestos al tabaco. Estas medidas buscan no solo aumentar la recaudación, sino también reducir los efectos negativos en la salud pública.
En esa misma línea, el impuesto a la industria de refrescos, que no había sido actualizado desde 2018, aumentará anualmente en línea con la inflación para contribuir a reducir el consumo de productos azucarados.
Un presupuesto para "Renovación Nacional" y el Fin de la Austeridad
El presupuesto marca el comienzo de lo que Reeves llama una "década de renovación nacional", y reafirma el compromiso de los laboristas con el abandono de la austeridad.
A través de este presupuesto, el gobierno invertirá en infraestructura esencial, aumentando el gasto público en más de 100.000 millones de libras en los próximos cinco años.
Esta inversión abarcará el desarrollo de carreteras, ferrocarriles, hospitales y escuelas, con un enfoque particular en la recuperación del sistema nacional de salud (NHS) y en la educación, áreas que han sufrido recortes severos en las últimas décadas.
Reeves asegura que "este Gobierno no volverá a la austeridad", y en su lugar, impulsará la inversión pública para revitalizar el tejido social y potenciar las industrias que definirán el futuro económico de Gran Bretaña.
Según la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR), este aumento del gasto aportará un impulso temporal del 0,6% al PIB en su punto máximo durante el periodo 2025-2026.
Se espera que el PIB crezca en un 1,1% este año, alcanzando el 2% en 2025 y disminuyendo gradualmente al 1,5% en el largo plazo.
Un futuro con estabilidad financieras y deuda reducida
A pesar de las críticas, Reeves sostiene que las medidas de su presupuesto establecerán una base financiera más sólida. La OBR prevé que, aunque el presupuesto desacelere el ritmo de reducción del déficit respecto a las proyecciones conservadoras, se logrará disminuir la deuda pública como porcentaje del PIB, pasando del 98,4% actual al 97,1% hacia finales de la década.
Los laboristas aseguran que este presupuesto no solo restablecerá la estabilidad económica, sino que también proporcionará una plataforma para el crecimiento sostenible, garantizando que los recursos se dirijan a sectores cruciales para el desarrollo de la nación.
Este plan presupuestario representa un cambio significativo en la política económica del Reino Unido, señalando una ruptura con las políticas de austeridad anteriores y estableciendo un camino hacia una economía más equitativa y orientada al bienestar social. Con datos de Europa Press