Exigen renuncia de Arce, Morales advierte “sangre en sus manos”.
En una violenta escalada de la crisis política en Bolivia, seguidores de Evo Morales han secuestrado a más de veinte militares y personal civil en el cuartel Cacique Juan Maraza, en Villa Tunari, Cochabamba. Al menos 2,000 personas, afines al exmandatario, irrumpieron en el regimiento y cortaron agua y electricidad a sus ocupantes.
"Nos han tomado como rehenes", relató un soldado en un video difundido por medios locales, donde se escucha su clamor: "La vida de mis soldados está en peligro".
Los seguidores de Morales exigen la renuncia del presidente Luis Arce y la retirada de las fuerzas de seguridad en los bloqueos que han instalado en carreteras en todo el país, una táctica que intensificaron cuando el gobierno lanzó un operativo para desalojarlos.
Morales, en una carta pública, comparó a Arce con Jeanine Áñez, la expresidenta interina ahora encarcelada, advirtiéndole que podría "mancharse las manos con la sangre" de quienes lo apoyaron.
“Su nombre quedará en la historia junto al de Áñez”, acusó Morales, criticando cualquier uso de las Fuerzas Armadas para contener las protestas.
Las tensiones se acrecientan en varias ciudades, donde las protestas que inicialmente surgieron por crisis económica ahora reflejan las aspiraciones políticas de Morales. Aun con causas judiciales abiertas, incluyendo acusaciones de abuso de menores y trata de personas, el exmandatario insiste en mantenerse relevante en la arena política, mientras su bastión en Cochabamba y otras regiones arde en enfrentamientos.
La situación continúa siendo crítica y podría definir el futuro político de Bolivia en las próximas semanas, con un Arce presionado a tomar medidas de fuerza, mientras los seguidores de Morales intensifican sus demandas y bloqueos. Con datos de Europa Press