Jarabacoa, República Dominicana –Bajo la intensa amenaza de lluvias continuas y la llegada inminente de una tormenta tropical, la Confluencia de Jarabacoa se transformó en una fiesta desbordante de música y alegría en el Super Ultra Mega Merengazo. Un evento inolvidable donde los amantes del merengue desafiaron el clima adverso, demostrando que este ritmo es tan fuerte y vibrante como el espíritu de quienes lo bailan y lo llevan en el corazón. Durante más de ocho horas, las leyendas y las nuevas promesas del merengue lograron hacer vibrar la noche y cautivar al público con un despliegue de talento sin precedentes.
La apertura del evento, cargada de entusiasmo, estuvo en manos de Osvaldo y su Clásico, una banda local que dio la bienvenida a los asistentes. Sin perder un instante, el escenario se llenó de emoción con Fefita La Grande, quien de inmediato puso a todos en movimiento con su energía y carisma inigualable. Esta icónica figura fue el preludio de un desfile de estrellas que harían de la noche un homenaje al merengue como patrimonio y símbolo de la identidad dominicana.
Alex Bueno, “El Mayimbito”, transportó a sus seguidores a la época dorada del merengue, mientras que Wilfrido Vargas, con su estatus de leyenda internacional, mostró por qué es considerado uno de los grandes embajadores del género. El inconfundible sonido de Vargas y su presencia magnética reafirmaron el valor del merengue como un lenguaje que une generaciones.
Los momentos emotivos continuaron con el tributo al difunto Raffy Matías. Ante el anuncio del senador Ramón Rogelio Genao y el alcalde Joselito Abreu sobre la pensión a su viuda y la entrega de un apartamento en su honor, la multitud respondió con un respetuoso silencio seguido de aplausos, una muestra de gratitud colectiva por la música que Matías aportó a la cultura.
En el escenario, la diversidad de estilos hizo que cada presentación fuera única. La jovialidad de Steffany Constanza, la energía de El Rubio del Acordeón y el repertorio de Wilfrido Vargas encendieron los ánimos. Ramón Orlando y Cuco Valoy lograron crear una conexión emocional con el público, que pedía a gritos “otro, otro, otro”, resaltando el cariño por estos intérpretes de legendaria trayectoria.
La noche avanzó y el protagonismo de las estrellas del merengue no dio tregua. Miriam Cruz, la diva inconfundible del merengue, llenó el lugar con su carisma y dominio escénico, mientras que Eddy Herrera enamoró a los presentes con su voz cautivadora y su inagotable energía. Sin duda, cada uno de estos artistas dejó huella en los asistentes, quienes no paraban de bailar ni de corear sus canciones.
Uno de los momentos más esperados fue la aparición de Omega El Fuerte y Ala Jaza, dos figuras que han renovado el merengue. Aunque surgieron diferencias sobre el orden de presentación, Peña Suazo, demostrando su espíritu conciliador, intervino para asegurar que ambos artistas brillaran en el escenario. Omega deslumbró con una batería de éxitos, seguido por Ala Jaza, quien supo mantener el nivel y llevó el ambiente a otro nivel con su enérgico estilo.
El broche de oro de la noche llegó con la participación de Kinito Méndez, Pochy Familia y El Jeffrey, quienes no dejaron decaer la intensidad, sino que cerraron con un espectáculo lleno de ritmo y fervor. Peña Suazo, conocido por su conexión con el público, logró que cada nota y cada golpe de tambora mantuvieran a la multitud en pie hasta el final.
La animación, a cargo de reconocidas personalidades como Michael Miguel y Jochy Santos, mantuvo el ambiente festivo y elevado, creando una atmósfera de camaradería entre el público. Las estrellas de la animación aportaron con su carisma y buen humor para que el evento fuera una celebración completa de la música y el talento dominicanos.
Este festival de merengue no solo fue un despliegue de entretenimiento, sino también una apuesta por la cultura y el turismo musical, respaldada por el presidente Luis Abinader y empresas destacadas como Banreservas, Presidente, Brugal y el Ministerio de Turismo. Gracias a este apoyo, el Super Ultra Mega Merengazo no solo consolidó a Jarabacoa como un punto clave para el merengue, sino que dejó en claro que, frente a las adversidades, el merengue no se detiene.
Un legado de música, alegría y resistencia quedó marcado en Jarabacoa, un evento que trascenderá en la memoria colectiva y reafirma al merengue como símbolo de identidad y unidad para los dominicanos.
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