Destitución de Yoav Gallant genera controversia en Israel durante conflicto.
MADRID, 5 de noviembre (EUROPA PRESS) – La destitución de Yoav Gallant, ministro de Defensa de Israel, ha agitado aún más el ambiente político y social del país, sumido en conflictos internos mientras afronta la crisis en la Franja de Gaza y las tensiones con el partido-milicia chií Hezbolá en Líbano.
El exministro, cesado por el primer ministro Benjamin Netanyahu, ha declarado que Israel se encuentra en una “oscuridad moral” debido a las decisiones de su gobierno, las cuales han generado divisiones entre sus autoridades.
Gallant explicó que su salida se debe a las discrepancias con Netanyahu sobre temas sensibles como el reclutamiento de jóvenes ultraortodoxos, la liberación de rehenes retenidos por Hamás en Gaza y la creación de una comisión que investigue los errores de seguridad ocurridos durante los ataques del pasado 7 de octubre.
Durante una reciente comparecencia, Gallant denunció que “no hay expiación posible por abandonar a los rehenes” y advirtió que este “error” marcará a la sociedad israelí como una “marca de Caín”.
El exministro también criticó lo que consideró una ley de reclutamiento “discriminatoria y corrupta”, enfatizando la necesidad de que todos los ciudadanos, incluyendo la comunidad ultraortodoxa, contribuyan al servicio militar en tiempos de crisis.
Asimismo, defendió la urgencia de formar una comisión para esclarecer lo sucedido el 7 de octubre, un ataque que dejó numerosas víctimas y secuestrados, y cuyo manejo ha sido ampliamente criticado tanto por ciudadanos como por políticos.
Gallant, que evitó mencionar directamente a Netanyahu en su discurso, subrayó que su misión como ministro de Defensa fue siempre buscar la “victoria” en la lucha contra Hamás. Durante su emotiva declaración, saludó a los familiares de las víctimas, militares heridos y secuestrados, y rindió homenaje a las tropas desplegadas en Gaza y en las áreas de conflicto.
Tras la destitución, la oficina de Netanyahu informó que el primer ministro había mantenido conversaciones con el jefe del Estado Mayor del Ejército, Herzi Halevi, así como con altos responsables de seguridad, incluyendo a Ronen Bar, director del Shin Bet, y David Barnea, líder del Mossad. Este acto, interpretado por algunos como una respuesta a las críticas de Gallant, busca reforzar la unidad y la firmeza del liderazgo israelí en medio de la guerra.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, también se pronunció en redes sociales, señalando que el país “no puede permitirse divisiones” en estos momentos críticos.
“La seguridad del Estado de Israel debe estar por encima de todas las consideraciones”, afirmó Herzog, instando a la unidad y recordando que la guerra sigue sin objetivos cumplidos.
La salida de Gallant llega tras semanas de rumores y tensiones en el gabinete israelí. Mientras Gallant buscaba una aproximación más conciliadora para lograr la liberación de los rehenes en Gaza, otros miembros del gobierno preferían una línea más dura.
Además, el ministro saliente había insistido en la inclusión de los ultraortodoxos en el servicio militar, un tema delicado para Netanyahu, quien se apoya en los partidos religiosos para sostener su administración.
Este nuevo capítulo en la política israelí refleja las fracturas dentro del liderazgo del país, en un momento donde la cohesión es esencial frente a las amenazas externas y las demandas de la ciudadanía. La destitución de Gallant no solo deja entrever las profundas diferencias en torno a la estrategia militar, sino que también genera interrogantes sobre el rumbo que tomará el gobierno en los días venideros.