Manifestantes en Tel Aviv y Jerusalén rechazan decisión de Netanyahu
TELAVIV, Israel.- En una ola de manifestaciones sin precedentes, decenas de miles de israelíes han salido a las calles de Tel Aviv, Jerusalén y otras ciudades importantes en señal de rechazo a la destitución de Yoav Gallant, quien hasta hace poco ocupaba el cargo de ministro de Defensa.
La decisión del primer ministro, Benjamin Netanyahu, de cesar a Gallant ha intensificado la tensión en un momento crítico, en el que Israel enfrenta una doble amenaza militar: una guerra activa en la Franja de Gaza contra el grupo palestino Hamás y constantes hostilidades en la frontera norte, donde el partido-milicia libanés Hezbolá representa un peligro creciente.
La destitución de Gallant ha sido interpretada por muchos como un acto que debilita la estructura de defensa de Israel en un momento particularmente vulnerable. Gallant, quien será sustituido por el ministro de Exteriores Israel Katz, había expresado públicamente su preocupación sobre la estrategia de seguridad en Gaza, lo que habría tensado su relación con Netanyahu. La decisión del primer ministro ha sido percibida como un intento de reafirmar su autoridad, pero ha provocado un inmediato y enérgico rechazo social.
Protestas en Tel Aviv y Jerusalén: El país se alza en llamas
Las manifestaciones más multitudinarias se han registrado en Tel Aviv y Jerusalén, donde miles de ciudadanos se han congregado, algunos llegando incluso a prender pequeñas hogueras en plena vía pública como señal de protesta. Estas acciones, aunque simbólicas, reflejan el profundo descontento con las políticas de Netanyahu y el giro que ha tomado el gobierno en materia de seguridad y defensa.
El descontento se extiende también a ciudades como Haifa, Netanya, Beerseba y Nahariya, esta última ubicada cerca de la frontera con Líbano, donde las autoridades han pedido evitar aglomeraciones ante la amenaza de ataques con misiles de Hezbolá.
La situación en Jerusalén ha sido especialmente tensa. Miles de manifestantes se congregaron espontáneamente frente a la residencia privada de Netanyahu, desafiando la fuerte presencia de las fuerzas de seguridad que intentaban contener la protesta.
La prensa local, en especial el diario The Times of Israel, ha reportado enfrentamientos entre manifestantes y la policía, quienes han recurrido a métodos de dispersión ante la creciente multitud. Según analistas, esta reacción refleja el temor de muchos ciudadanos de que la destitución de Gallant ponga en riesgo la estabilidad de Israel en un momento en que el país ya se encuentra inmerso en conflictos armados en al menos dos frentes.
Netanyahu ante el desafío interno y externo
La decisión de Netanyahu se produce en medio de una situación geopolítica delicada. Las hostilidades con Hamás en Gaza se han intensificado en las últimas semanas, mientras que las tensiones en la frontera norte con Líbano, donde opera la milicia chií Hezbolá, son motivo de creciente preocupación para la población israelí.
La destitución de Gallant añade un nuevo factor de inestabilidad, al tratarse de una figura que, según fuentes cercanas al Ministerio de Defensa, había sido un pilar importante en la estrategia militar israelí. Gallant, exmilitar de carrera, era considerado una voz crítica pero experta en la gestión de la seguridad nacional.
La llegada de Israel Katz, actual ministro de Exteriores, al cargo de Defensa plantea interrogantes sobre el curso de la estrategia militar israelí en los frentes abiertos. Katz, conocido por su lealtad a Netanyahu, es visto por algunos como un reemplazo que consolidará la línea dura del primer ministro, aunque sin la experiencia militar directa que Gallant aportaba al cargo.
En su primer mensaje tras ser nombrado, Katz ha asegurado que se mantendrá firme en la defensa del país, pero muchos israelíes temen que este cambio en la cúpula ministerial pueda debilitar la capacidad de respuesta de Israel frente a las amenazas externas.
Las movilizaciones de hoy reflejan un malestar que va más allá de la destitución de un ministro; señalan el profundo desacuerdo de una gran parte de la población con las decisiones del gobierno en un momento de alta tensión.
Netanyahu enfrenta así no solo un desafío externo con dos frentes de guerra, sino también una creciente presión interna que demanda claridad, estabilidad y una gestión responsable en materia de seguridad.