Identificar perfiles de teletrabajadores revela un dilema que las empresas ignoran
Las empresas se encuentran en una encrucijada: ¿apuestan por el teletrabajo o exigen el regreso masivo a las oficinas? En medio de este debate, surgen estudios que examinan los beneficios y desventajas del trabajo remoto. Un enfoque disruptivo viene de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), cuyo reciente estudio sido publicado en la revista International Journal of Manpower.
El estudio aboga por identificar quiénes disfrutan más del teletrabajo frente a quiénes lo encuentran menos satisfactorio resulta necesario para que las empresas planifiquen de forma más eficiente su trabajo, por ello escuchar la opinión de los teletrabajadores es clave para una mejor organización
Así, la indagatoria no se limita a los datos fríos; en cambio, explora cómo los propios empleados perciben el teletrabajo, abriendo nuevas perspectivas para una gestión laboral más efectiva.
Tres tipos de teletrabajadores: Realistas, Ambivalentes y Entusiastas
El estudio liderado por Vicente Peñarroja, investigador del grupo interdisciplinario i2TIC, clasifica a los teletrabajadores en tres grandes categorías tras analizar datos de 842 individuos: los realistas, los ambivalentes y los entusiastas.
Esta investigación se basó en una encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE), con preguntas que evaluaban seis beneficios y desventajas del teletrabajo.
Los Realistas: Reconocen tanto las ventajas como las limitaciones del teletrabajo, siendo conscientes de sus desafíos. Este grupo suele contar con altos niveles educativos e ingresos. Podrían tener cargos de mayor responsabilidad que dificultan su transición al teletrabajo.
Los Ambivalentes: Ven más desventajas que beneficios en el trabajo remoto, indicando una postura más crítica hacia esta modalidad.
Los Entusiastas: Solo destacan las ventajas del teletrabajo, trabajando más horas fuera de la oficina y siendo, en su mayoría, jóvenes familiarizados con la tecnología. Sin embargo, incluso este grupo reconoce un punto negativo: el aislamiento social.
Los realistas eran aquellos que no solo reconocían las ventajas del teletrabajo, sino que también advertían muchos de sus inconvenientes; los ambivalentes señalaban más desventajas, y los entusiastas solo veían los beneficios. Los realistas tenían, de media, niveles de estudios e ingresos en el hogar más altos.
"Solo hubo un aspecto negativo que resaltaron los tres grupos, incluidos los entusiastas: el aislamiento social", explica Peñarroja.
Los entusiastas, por otro lado, trabajaban más horas fuera de la oficina que los que pertenecían a las otras dos categorías.
Según el investigador, eso puede deberse a circunstancias que habría que estudiar: es probable que los realistas tuvieran cargos de mayor responsabilidad que dificultaran el trabajo a distancia, o que en el grupo de los entusiastas hubiera más jóvenes familiarizados con la tecnología.
Teletrabajo y su impacto a largo plazo: Urge más investigación
Los resultados sugieren que un enfoque único no satisface a todos los empleados. Según Peñarroja, identificar estos perfiles puede permitir a las empresas diseñar estrategias personalizadas, maximizando la satisfacción laboral y mejorando la eficiencia operativa.
Sin embargo, indicó que aún quedan preguntas por responder: ¿permanecerán estos perfiles estables en el tiempo o cambiarán con las condiciones laborales? ¿Cómo influirán factores como la industria, la cultura organizacional, o la llegada de tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial?
Con la IA transformando reuniones virtuales y herramientas como la geolocalización incrementando el control sobre los empleados, es imprescindible reflexionar sobre cómo equilibrar el espacio personal y laboral para evitar el estrés.
La integración satisfactoria del teletrabajo en la vida diaria de los trabajadores dependerá de la capacidad de las empresas para adaptarse a estas nuevas realidades.
Este estudio no solo ofrece una mirada profunda sobre quiénes disfrutan o rechazan el teletrabajo, sino que también desafía a las empresas a replantearse sus políticas laborales en un mundo donde el equilibrio entre la vida profesional y personal es más frágil que nunca.