Residentes de Corona piden medidas urgentes para frenar la operación ilegal que afecta su calidad de vida.
Nueva York.- En la comunidad de Corona, Queens, la paciencia de los residentes se está agotando. Más de un año ha pasado desde que un popular burdel ubicado en 50-14 111th Street se hizo público, y a pesar de las denuncias y las peticiones, el establecimiento sigue operando sin restricciones. El clamor por el cierre definitivo de este centro de prostitución se intensifica, pues su presencia está alterando la vida cotidiana de los vecinos.
El líder del distrito, Hiram Monserrate, quien se ha reunido con más de 50 residentes locales, criticó la falta de acción por parte de las autoridades y cuestionó la inacción en el cierre de este y otros burdeles en la zona.
Los residentes, algunos de los cuales han sido víctimas directas de los disturbios ocasionados por los clientes del burdel, denuncian conductas inapropiadas, como hombres ebrios golpeando sus puertas en busca de servicios sexuales o realizando actos vandálicos en las calles cercanas.
Luz, una residente del área, relató la angustia de ser sorprendida por individuos que confundían su hogar con el burdel. “Es muy incómodo y perturbador. He tenido que enfrentarme a personas borrachas en mi puerta a altas horas de la noche”, expresó Luz.
Carlos Zapata, un vecino que lleva más de 16 años viviendo en el barrio, agregó que el malestar crece cada día. “No solo es el ruido y el desorden, sino también la sensación de inseguridad. Hemos enviado peticiones, pero no hemos recibido respuesta. Este lugar está afectando gravemente nuestra calidad de vida”, afirmó Zapata.
El presidente de la organización Let’s Improve Roosevelt Avenue, Ramón Ramírez-Báez, también alzó la voz en favor de una intervención más firme. A pesar de algunos avances en la limpieza de la zona, señaló que el problema persiste, especialmente con la reactivación de burdeles como el de la calle 99, que queda cerca de las escuelas PS 19 y PS 307. “El progreso ha sido lento, y la comunidad está perdiendo la paciencia”, destacó Ramírez-Báez.
El vecindario de Corona ha sido un punto de referencia por su diversidad y tranquilidad, pero los residentes aseguran que la permisividad ante estos establecimientos está alterando la paz de la zona. “Queremos que nuestras calles sean seguras para nuestras familias y para las generaciones futuras”, concluyó Monserrate, exigiendo una acción inmediata por parte del NYPD y de las autoridades locales.
Como respuesta a la creciente presión comunitaria, los residentes han presentado varias peticiones a funcionarios electos sin recibir una contestación clara. La coalición local ha pedido el cierre inmediato del burdel de la calle 111, junto con otros en las áreas cercanas, y exige que se tomen medidas más estrictas para evitar la reapertura de estos lugares.
El cierre de estos burdeles, argumentan, no solo es necesario para mejorar la seguridad del vecindario, sino también para preservar la calidad de vida de quienes viven en una de las zonas más emblemáticas de Queens.