Síntomas sutiles en mujeres, diagnósticos tardíos y riesgos incrementados
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) siguen siendo la principal causa de muerte en el mundo, con más de 17 millones de víctimas anuales según la OMS. Sin embargo, la desigualdad de género en diagnóstico y tratamiento revela una discriminación sistemática hacia las mujeres. Mientras los hombres presentan síntomas "clásicos" como dolor en el pecho o el brazo, las mujeres manifiestan señales más sutiles, como náuseas, fatiga o dolor en áreas menos asociadas a problemas cardíacos, lo que retrasa el diagnóstico y empeora los resultados.
Históricamente, las ECV han sido consideradas "patologías masculinas". Este enfoque se debe a que la mayoría de los estudios científicos excluyeron a las mujeres, generando un conocimiento incompleto sobre sus síntomas y necesidades. Esto ha provocado infradiagnósticos alarmantes, dejando a millones de mujeres vulnerables a tratamientos tardíos o inadecuados.
Además, las mujeres enfrentan menos probabilidades de recibir intervenciones invasivas como bypass coronario o angioplastia, y son ignoradas en la prevención secundaria, lo que agrava aún más el problema.
Biología, cultura y prejuicio: factores que agravan la brecha
- Factores biológicos: el corazón y arterias femeninas son más pequeños, y el riesgo cardiovascular aumenta significativamente tras la menopausia.
- Factores sociales: el estrés, la depresión y las responsabilidades familiares suelen retrasar que las mujeres busquen atención médica.
- Sesgo médico: los síntomas femeninos suelen ser minimizados o ignorados, perpetuando una doble desigualdad: en diagnóstico y tratamiento.
Acciones urgentes para combatir la desigualdad en salud cardíaca
- Mayor concienciación: educar tanto a las mujeres como a los profesionales médicos sobre las diferencias en síntomas.
- Investigación inclusiva: desarrollar estudios específicos para comprender las particularidades de las ECV en mujeres.
- Eliminar sesgos en la práctica clínica: garantizar que los profesionales de la salud prioricen la equidad.
- Acceso igualitario al tratamiento: cerrar las brechas en diagnósticos y terapias.
Cerrar la brecha: una cuestión de vida o muerte
La perspectiva de género en la salud no es opcional, sino vital. Incorporar un enfoque interseccional que considere factores como etnia y clase social es clave para erradicar las desigualdades. Las mujeres no solo merecen igualdad de acceso, sino también justicia en la atención médica.
Las consecuencias de ignorar la brecha de género en las ecv
La falta de reconocimiento de las desigualdades en síntomas y tratamientos tiene consecuencias devastadoras:
- Mayor mortalidad: las mujeres tienen más probabilidades de morir tras un ataque al corazón.
- Complicaciones graves: los diagnósticos tardíos y el tratamiento inadecuado incrementan el riesgo de secuelas debilitantes.
- Calidad de vida reducida: las desigualdades en la atención afectan directamente el bienestar físico y emocional de las mujeres.
La percepción errónea de las ECV como una enfermedad masculina y el desconocimiento general sobre los síntomas femeninos son factores que continúan amplificando esta crisis de salud pública.
Medidas prácticas para reducir el impacto en mujeres
1. Promover estilos de vida saludables: hábitos como el ejercicio regular, una dieta balanceada y evitar el tabaquismo son esenciales.
2. Control de factores de riesgo: monitorear hipertensión, diabetes y colesterol alto puede prevenir complicaciones.
3. Atención médica inmediata: reconocer síntomas y actuar con rapidez puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Además, los sistemas de salud deben fomentar programas de prevención dirigidos específicamente a las mujeres, incorporando estrategias educativas que empoderen a las pacientes para tomar decisiones informadas sobre su salud.
Derribar mitos para salvar vidas
¡Las enfermedades cardiovasculares no tienen género! La errónea asociación entre ECV y masculinidad perpetúa prejuicios que condenan a miles de mujeres cada año. Es imperativo desmontar estos mitos y construir un sistema de salud más inclusivo que considere las diferencias biológicas, sociales y culturales que afectan a ambos sexos.
Cerrar la brecha de género en las enfermedades cardiovasculares no solo salvará vidas, sino que también garantizará un futuro más justo y equitativo para todas las personas.
Lo anterior es un análisis de las profesoras e investigadoras de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Gemma Chiva Blanch y Carme Carrion Ribas.