Rusia y Estados Unidos controlan el 90 por ciento de las cabezas nucleares en un mundo que aún refleja el pulso de la Guerra Fría
La decisión de Rusia de ampliar los escenarios para usar armas nucleares revive el espectro de la Guerra Fría con Estados Unidos. Este cambio de doctrina, liderado por Vladimir Putin, responde a supuestas amenazas modernas, como armas hipersónicas y drones, intensificando las preocupaciones globales sobre una posible escalada nuclear.
Mientras tanto, Rusia y Estados Unidos concentran el 90 % de las cabezas nucleares globales, con más de 5,800 y 5,200 respectivamente, según el Instituto SIPRI.
Aunque los arsenales parecen estables, la transparencia ha disminuido drásticamente desde la invasión rusa a Ucrania, alimentando la desconfianza entre las dos superpotencias.
El desmantelamiento de tratados clave eleva el riesgo nuclear
En noviembre de 2023, Rusia se retiró del Tratado de Prohibición de Ensayos Nucleares, sumándose a su salida previa del Nuevo START, un acuerdo crucial de desarme.
Putin ha cuestionado la efectividad de estos tratados y utiliza una retórica nuclear agresiva, amenazando con el uso de estas armas en situaciones que van más allá de la autodefensa. Todo esto en el marco del escalamiento del conflicto con Ucrania donde la OTAN enseña las orejas.
Más allá de Rusia y los Estados Unidos: la proliferación global
El poder nuclear no se limita a estas dos naciones. China posee 410 cabezas nucleares, seguida de Francia (290), Reino Unido (225), Pakistán (170), India (164), Israel (90) y Corea del Norte (30).
Además, países como Italia, Alemania y Turquía albergan armas nucleares de Estados Unidos, mientras que Bielorrusia se perfila como el nuevo aliado estratégico de Rusia, confirmando el despliegue de armas tácticas nucleares en su territorio.
Destrucción mutua asegurada: el legado que persiste
De las 12,121 cabezas nucleares globales, 9,585 están listas para su posible uso, y 2,100 se encuentran en estado de alerta operativa alta.
Aunque los arsenales estratégicos diseñados para una "destrucción mutua asegurada" parecen dormidos, la creciente tensión global y la modernización de armas elevan el riesgo de un conflicto catastrófico.
Con Rusia ampliando su doctrina y el panorama global fragmentado, la pregunta no es si habrá un conflicto nuclear, sino cuán cerca estamos de cruzar el punto de no retorno. Con datos de Europa Press.