Daños irreparables: especialistas advierten sobre sus devastadores efectos en humanos
Santo Domingo. El consumo de anabólicos y esteroides sigue dejando un rastro devastador en la salud humana. Desde daños irreversibles al corazón y al hígado hasta alteraciones extremas en las características sexuales, los riesgos de estas sustancias van mucho más allá del ámbito deportivo.
La doctora Dhamelisse Then y el entrenador Gonzalo McCrory han alzado la voz sobre esta alarmante realidad. Ambos señalaron que estas sustancias, aplicadas incluso en adolescentes, no solo destruyen cuerpos, sino que también están cobrando vidas.
El fallecimiento del prospecto de béisbol Ismael Ureña, de apenas 14 años, expuso lo peor de esta práctica. Según los reportes, al joven le inyectaron una sustancia destinada para caballos, desatando un debate sobre la falta de regulación en academias deportivas.
"Es indignante que alguien sin formación médica administre sustancias peligrosas", criticó la doctora Then, subrayando las severas consecuencias cardiovasculares y hepáticas que conlleva el uso de anabólicos.
Los especialistas alertaron sobre las señales visibles que estas sustancias dejan en el cuerpo:
La doctora Then y McCrory recalcaron la importancia de la evaluación médica previa al ingreso deportivo.
Además, insistieron en el papel crucial de los padres para detectar señales como agresividad extrema, dolores de pecho, cansancio injustificado y cambios físicos acelerados.
"Es fundamental establecer confianza con los hijos", enfatizó McCrory, quien lamentó que muchos padres ignoran los riesgos de estas sustancias, priorizando objetivos económicos o competitivos.
McCrory describió el uso de esteroides como una "epidemia silenciosa" que está destruyendo el deporte.
"Hemos perdido el propósito real: formar deportistas sanos y responsables", sentenció el entrenador.
El entrenador certificado, de origen español, exhorta a los deportistas a que si quieren conseguir rendimiento y una masa muscular adecuada, solo deben adoptar una buena y equilibrada alimentación y hacer ejercicios dos o tres días a la semana, sin tener una masa muscular exagerada ni abusar.
En contraste con esta realidad, el Hospital Hugo Mendoza ha implementado el programa Endocardio, una propuesta que integra actividad física, nutrición y salud emocional en un ambiente controlado.
McCrory explicó que este proyecto busca promover entrenamientos funcionales y seguros, ofreciendo a niños y adultos un espacio para desarrollar su rendimiento sin comprometer su bienestar.
El mensaje es claro: el uso de anabólicos no es solo una mala práctica, es una condena para la salud y la vida. Padres, entrenadores y autoridades deben unirse para frenar esta tendencia antes de que más vidas jóvenes queden truncadas en su búsqueda de éxito.
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