De la conciencia del ingeniero civil dependerá la calidad final de la obra.
La química, como toda ciencia, contribuye a la creación de conciencia. La conciencia de un ingeniero civil implica conocimiento. Esto es, saber y entender cómo se transforman los materiales de construcción que utiliza en sus obras civiles. De la conciencia del ingeniero civil dependerá la calidad final de la obra.
La tecnología del concreto (hormigón) involucra un profundo conocimiento de la ciencia química. Al final, las propiedades físicas del concreto (resistencia, dureza, porosidad…) dependerán de cómo se hayan controlado las reacciones químicas que ocurren desde que los materiales son mezclados hasta el término del fraguado (cuando el concreto se haya endurecido).
Un químico es consciente (sabe y entiende) que la calidad de un producto está íntimamente relacionada con las materias primas que se hayan utilizado en su elaboración.
En consecuencia, la resistencia y calidad general del concreto estará asociada a todos los aspectos que se deben tener en cuenta en una reacción química.
A saber, el tamaño, la forma y la cantidad de un material van a influir en las reacciones químicas que se llevan a cabo en la formación del concreto. Asimismo, la temperatura, el tiempo, el momento en que se agregan los materiales y hasta la forma en que se coloca el concreto afectará las reacciones químicas que se llevan a cabo durante el endurecimiento del concreto (fraguado). Esto significa que no basta con conocer una fórmula.
Comúnmente se utiliza tal cantidad de cemento, arena, grava, agua y otros aditivos. Hay que saber y entender (tener la conciencia química) de cómo y cuándo deben mezclarse cada material individual. Disponer de la técnica de colocación que permita trabajar con rapidez, y en condiciones de temperatura, que garanticen un fraguado uniforme (que el concreto quede igual en todas partes).
Es tiempo de que la conciencia química forme parte de las acciones de una mayor cantidad de técnicos y profesionales de la construcción.
Vale decir que, en la República Dominicana, por no decir en el mundo, ha habido una tendencia de degradar la calidad de las materias primas y, en consecuencia, de los productos.
Si bien es cierto que, en la actualidad existen materiales y productos de construcción que son increíbles y fantásticos; también es cierto que, la calidad del cemento ha disminuido y con ello se ha reducido la calidad de la mayoría de las obras que lo utilizan.
Ojalá que uno o varios funcionarios públicos alcancen la conciencia química necesaria, para que desde el Instituto Dominicano de la Calidad (INDOCAL) y demás departamentos municipales y del Ministerio de Obras Públicas, supervisen, fiscalicen, y controlen todos los trámites administrativos y procesos que garanticen la construcción de obras civiles con la calidad que merece la República Dominicana.
Es tiempo de que la conciencia química forme parte de las acciones de una mayor cantidad de técnicos y profesionales de la construcción.
Felicitamos de todo corazón a todos los ingenieros dominicanos que responsablemente pagan el precio del cemento estructural y del calibre del acero (varillas) que corresponde para garantizar obras civiles duraderas y de calidad como requiere la nación dominicana. ¡Ustedes están haciendo patria!
El autor es doctor en ciencias químicas, residente en Santiago de los Caballeros. [email protected]