Regiones críticas sufren un calor sin precedentes y devastador impacto humano
Las olas de calor extremo están azotando la Tierra con una intensidad tan descomunal que superan cualquier predicción científica previa. Estas temperaturas, impensables hace décadas, se manifiestan en regiones de todos los continentes, excepto la Antártida, causando estragos humanos y ambientales sin precedentes.
Un estudio reciente, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), identificó los puntos críticos donde estas olas de calor desafían las proyecciones climáticas. "Estas zonas se convierten en verdaderos invernaderos temporales, fuera de control", afirmó Kai Kornhuber, autor principal del informe y científico de la Universidad de Columbia.
Récords rotos y devastación ambiental en todo el mundo
Las cifras son escalofriantes. En el noroeste de Canadá, en 2021, una ola de calor alcanzó los 49,6 °C en Lytton, Columbia Británica, destruyendo la ciudad al día siguiente en un incendio forestal. Simultáneamente, cientos de personas murieron en los estados de Oregón y Washington debido a insolación y complicaciones médicas asociadas.
La región del noroeste de Europa es aún más alarmante: entre 2022 y 2023, las olas de calor contribuyeron a más de 100.000 muertes. Este fenómeno, agravado por la falta de sistemas de refrigeración en países como Alemania, Francia y Reino Unido, representa una crisis humanitaria de proporciones épicas.
El estudio resalta un fenómeno conocido como “ensanchamiento de la cola”, donde las temperaturas extremas superan lo previsto por los modelos climáticos. Este efecto no es homogéneo: mientras algunas regiones, como Europa y el Ártico, experimentan temperaturas devastadoras, otras, como Siberia y América del Norte, ven aumentos más moderados en sus máximos históricos.
A pesar de estas disparidades, el patrón global es claro: los días más calurosos se están volviendo significativamente más extremos y frecuentes en zonas pobladas y vulnerables.
El estudio atribuye parte de esta anomalía a las fluctuaciones en la corriente en chorro, un río de aire de alta velocidad en el hemisferio norte. El Ártico, calentándose cuatro veces más rápido que otras regiones, está alterando esta corriente, lo que desencadena eventos climáticos extremos como olas de calor y sequías prolongadas en Europa y Rusia.
Las proyecciones son sombrías, pero el mensaje es claro: sin una intervención climática inmediata, los efectos serán irreversibles. El estudio no solo documenta el problema, sino que llama a un cambio drástico en las políticas globales. "El tiempo para la acción se está agotando", advirtió Kornhuber.
La humanidad enfrenta una elección: mitigar el cambio climático ahora o pagar un precio devastador en vidas, ecosistemas y economías. Los líderes globales deben actuar con valentía, porque el planeta no puede esperar. Con datos de Europa Press.
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