Estrategia internacional para presionar al gobierno de Lula da Silva
El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha puesto en marcha un ambicioso plan para recuperar el poder en 2026, pese a su inhabilitación política hasta 2030 y múltiples acusaciones penales. Su estrategia depende de alianzas con líderes de derecha, principalmente con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
En una entrevista con el diario estadounidense The Wall Street Journal, que recoge Prensa Latina, Bolsonaro calificó la victoria de Trump como un “giro del juego” para los políticos conservadores de América Latina, sugiriendo que esta podría ser la clave para su retorno al poder.
“Trump está de vuelta, y nosotros también volveremos”, afirmó Bolsonaro, quien ve en el magnate republicano un aliado estratégico contra el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
Bolsonaro incluso habló de un concepto que denominó MAAGA: Make All Americas Great Again (Haz Grandes a Todas las Américas), inspirado en el famoso lema de Trump.
En la entrevista, mostró un libro autografiado por Trump con el mensaje: "Jair, you are GREAT" (Jair, eres genial).
Sanciones económicas como arma de presión política
Bolsonaro insinuó que su alianza con Trump podría incluir sanciones económicas contra Brasil para debilitar al Gobierno de Lula.
“La presión internacional puede ser el factor decisivo”, declaró, refiriéndose a los desafíos que enfrenta la izquierda en el continente, con recientes victorias en México y Uruguay.
Escándalos y acusaciones: una sombra sobre su regreso
A pesar de sus planes, Bolsonaro enfrenta graves acusaciones en Brasil. Un informe de la Policía Federal lo vincula con un supuesto plan para asesinar a Lula y lo acusa de crímenes como la abolición violenta del Estado Democrático de Derecho y la organización de un golpe de Estado.
El fiscal general Paulo Gonet tiene en sus manos decidir si presenta cargos contra Bolsonaro y otros 36 implicados, solicita nuevas investigaciones o archiva el caso.
Una apuesta arriesgada por la candidatura en 2026
Aunque está inhabilitado hasta 2030, Bolsonaro planea registrar su candidatura presidencial en 2026, confiando en que la presión internacional y el respaldo de Trump podrían retrasar la ejecución de su sentencia.
“Siempre que el tribunal electoral no rechace mi registro, es válido”, afirmó, dejando claro que no descarta una batalla judicial para lograr su objetivo.
Este movimiento no solo refleja su ambición, sino también la posible polarización política que podría intensificarse en Brasil en los próximos años, con el regreso de dos figuras emblemáticas en la arena internacional: Trump y Bolsonaro.