Estados Unidos presenta prioridades mientras arrastra polémicos bloqueos en temas clave
Estados Unidos asume la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU tras una serie de vetos que desataron críticas por obstaculizar medidas esenciales, como el llamado a un alto el fuego en Gaza.
Este movimiento llega solo dos semanas después de que el país utilizara su poder de veto exclusivo como miembro permanente, dejando en el aire un proyecto respaldado por 14 de los 15 miembros del Consejo, destaca Prensa Latina.
El borrador, introducido por Guyana en nombre de los miembros no permanentes, exigía un alto el fuego inmediato, incondicional y permanente en Gaza, junto a la liberación de rehenes.
Washington justificó su rechazo con un argumento: el texto no garantizaba la liberación inmediata de los cautivos por Hamas, pese a que esta condición ya estaba incluida en la propuesta.
Una estructura obsoleta: poder concentrado en cinco naciones privilegiadas
El Consejo, creado al final de la Segunda Guerra Mundial, sigue operando bajo un esquema que refleja el desequilibrio de poder de esa época. Con China, Francia, Reino Unido, Rusia y Estados Unidos como miembros permanentes, su capacidad para responder a conflictos globales se ve constantemente bloqueada por intereses particulares.
Los 10 miembros no permanentes, distribuidos regionalmente, tienen un papel limitado frente al dominio de los permanentes. Este año, países como Argelia, Corea del Sur y Guyana asumieron nuevos mandatos, mientras otros como Ecuador y Japón concluyen su participación.
Tras más de 400 días de conflicto en Gaza, el Consejo ha sido incapaz de actuar eficazmente, aprobando solo cuatro resoluciones de impacto marginal.
La realidad pone en duda la utilidad de este órgano como garante de la paz y seguridad mundial, cuando los intereses de unos pocos definen el destino de muchos.
La presidencia estadounidense este mes será una prueba de fuego: ¿actuará en favor de la estabilidad internacional o seguirá priorizando sus propios intereses geopolíticos?