Este tema lo había estado posponiendo para dar paso a otros hechos de carácter político y económico que afectan directa e indirectamente no solo a los Estados Unidos, sino también al resto del mundo.
Hoy lo he retomado porque pone al destape una vez más la doble moral que caracteriza a esta administración demócrata, que encabeza el presidente Joe Biden y la vicepresidente Kamala Harris.
Legisladores y autoridades demócratas del Estado de Nueva York, encabezadas por la gobernadora Kathy Hochul, se pusieron de acuerdo para derogar una ley vigente desde 1907, que penalizaba la infidelidad matrimonial.
Aquel ciudadano que en una corte fuera encontrado culpable de haber cometido el delito de ser infiel a su cónyuge debía cumplir una condena de hasta tres meses de prisión por adulterio.
El pasado 27 de noviembre, la gobernadora Hochul derogó, por considerarla de anticuada, la ley que tenía 117 años de vigencia penalizando el adulterio.
Con la eliminación de la ley, el estado de Nueva York promueve el libertinaje marital. Un premio al idilio extra matrimonial.
Por lo menos en los estados de Michigan y Oklahoma, este delito se clasifica como una infracción grave con condenas de largos períodos de cárcel.
En cada ceremonia nupcial las parejas no solo se prometen amor eterno y amarse hasta que la muerte los separe.
Además, firman un contrato ante un juez o un representante de la iglesia comprometiéndose a ser fieles uno a otro ante Dios o el juez, por el bien de la unidad.
Hasta el 1907, la única manera de conseguir un divorcio era demostrando a un juez la infidelidad de uno de los cónyuges.
Se desprende entonces que la infidelidad matrimonial entre las parejas de esa época era tan inescrupulosa que fue necesario crear una ley para castigar a los hombres y mujeres adúlteros“sinvergüenzas e irrespetuosos”.
Pareciera que los políticos de hoy en día lo quieren destruir todo por el bien de la corrupción, la inmoralidad, el irrespeto y la vulgaridad.
Qué barbaridad!! “Por sus hechos los conoceréis”, dice la Biblia en Mateo 7:16.
Pero no solo eso, sino que en uno de sus pasajes se concretiza que el adulterio es una transgresión grave que trae dolor y destrucción a aquellos que lo practican.
Con la despenalización del adulterio en Nueva York, los esposos ya pueden, con toda libertad, engañar a sus parejas con un tercero sin delito alguno.
Ante esta acción politiquera en promoción a la infidelidad conyugal, prefiero terminar con uno de los estribillos de la canción “Destino humano”, que en 1972 grabó Raphy Levy a ritmo de salsa con la orquesta La Selecta y que reza así: “A donde llegaremos, con tanta maldad, cuál será el destino, de esta humanidad ”.
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