Nuevo gobierno sirio y regreso de refugiados marcan la agenda de Ankara
Turquía, vinculada por muchos en los acontecimientos que se produjeron en Siria, se propone dar un giro histórico en su relación con dicho país al abrir las puertas a un acuerdo de cooperación militar con el nuevo gobierno interino tras la caída de Bashar al Assad.
Este movimiento, liderado por el ministro de Defensa turco, Yasar Guler, también incluye la reapertura de la embajada turca en Damasco, doce años después de su cierre.
"Estamos listos para apoyar a la nueva administración", declaró Guler, enfatizando que el régimen interino se compromete a respetar instituciones internacionales y trabajar por la estabilidad.
Sin embargo, Ankara mantiene su prioridad: el desmantelamiento total de las YPG, brazo sirio del PKK, considerado terrorista por Turquía.
La bandera turca volvió a ondear en Damasco, marcando un hito diplomático tras más de una década de tensiones. El vicepresidente turco, Cevdet Yilmaz, calificó este hecho como un paso clave hacia la paz y estabilidad regional.
El embajador interino designado, Burhan Koroglu, liderará los esfuerzos para normalizar las relaciones y contribuir a la reconstrucción de Siria.
Este acto simboliza un cambio radical en la postura de Turquía, que ahora busca estabilizar el territorio vecino tras el colapso del régimen Al Assad, derrocado por una ofensiva respaldada por Ankara.
Desde la caída de Al Assad el pasado 8 de diciembre, 7,621 refugiados sirios han retornado a su país de manera voluntaria y segura, según el ministro del Interior turco, Ali Yerlikaya.
Este proceso, gestionado bajo estándares de derechos humanos y seguridad, es una prioridad para el nuevo gobierno sirio, que ha instado a millones de refugiados a regresar.
El primer ministro interino de Siria, Mohamed al Bashir, aseguró que su administración garantizará los derechos de todos los pueblos y llamó a los refugiados a reconstruir el país tras décadas de dictadura.
Mientras la ofensiva liderada por rebeldes y yihadistas, con apoyo de Turquía, puso fin a más de 50 años de dominio de la familia Al Assad, la situación sigue siendo volátil.
La prioridad de Turquía sigue siendo la eliminación del PKK y las YPG, y la colaboración con el nuevo gobierno podría ser clave para alcanzar estos objetivos.
La región entra en una nueva era, donde la cooperación y la estabilidad podrían enfrentar los desafíos de décadas de conflictos.
¿Será este el comienzo de una paz duradera o un escenario para nuevas tensiones? El tiempo lo dirá. Con dartos de Europa Press
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