El proceso autocritico y de transformación del PLD fue ahogado por Medina, quien maniobró para sacar a Charles Mariotti como secretario general.
Alucinante. Danilo Medina recorre pueblos con la bandera de la “renovación” y la “transformación” del PLD, desplazado de manera vergonzosa del poder por el fulminante ego del político. Después de ser partido-estado, hoy carece de senadores, solo 13 diputados, decenas de alcaldes y sin incidencia para definir las llamadas altas cortes.
Temor, respeto, agradecimiento, control del votoposibilitaron la permanencia de Danilo Medina en la presidencia del PLD, pese al desastre electoral de la organización en 2020 y su agravamiento en 2024. Algunos quisieron convencerse que era preferible tenerle como símbolo en la reorganización partidaria, ya jubilado electoralmente. Una suerte de ad-advitam, sin la titularidad que solo cabe a Bosch. Sin embargo, el sureño protagoniza los actos morados con el entusiasmo de un candidato.
(El presidente Luis Abinader, en el acto de proclamación de la nueva Constitución afirmó que rechazó negociaciones políticas para habilitar electoralmente a Danilo Medina. El exmandatario negó la versión).
El proceso autocritico y de transformación del PLD fue ahogado por Medina, quien maniobró para sacar a Charles Mariotti como secretario general y reducir al nuevo en el día a día. Extrañamente, el más votado para el comité político, Ariel Jiménez Nuñez(la nueva estrella del peledeismo), es desplazado de la vicepresidencia en la primera votación de ese órgano ejecutivo.
En el camino se han producido renuncias y expulsiones de importantes dirigentes de la organización, algunas con la desconsideración de agregarle la coletilla “deshonrosamente”, como en el caso de Carlos Amarante Baret, hombre del “danilismo histótico”.
En octubre último, Francisco Domínguez Brito, mientras disputaba la presidencia partidaria a Medina, dijo que era imprescindible un proceso de renovación en términos estructurales y gerenciales, que reconectaran a la organización con la sociedad civil.
“Danilo Medina” –preciso- “no puede ser presidente del partido por una razón: hoy el PLD necesita un presidente y un vocero que esté toda la semana en los medios de comunicación, haciendo ruedas de prensa constantemente, haciendo oposición propositiva, constructiva, pero seria, a un gobierno que hoy trae pobreza y miseria” Danilo se impuso con el 67 por ciento de los votos.
Aspirantes presidenciales peledeistas como Abel Martínez, Francisco Javier García empujan desde temprano la debilitada maquinaria morada, pero Medina, que se supone trabaja lo institucional, apuntala a su grupo. En el pasado, cuando se leimposibilitaba la postulación, impulsaba por todos los medios a uno de los suyos, aunque se dividierala organización como ocurrió en 2019 con la salida del expresidente Leonel Fernández.
La Fuerza del Pueblo nació de aquella ruptura y aunque en 2024 se intentaron alianzas parciales de ambos partidos, no cuajaron por falta de sinceridad y transparencia.
Medina dijo que el partido del segundo lugar se tragaría al relegado al tercer puesto, pero es evidente que resiste su propio pronóstico. Esto podría agravar las contradicciones con el partido deFernández, que lidera la oposición y que nuevamente está juramentando peledeistas
Esta situación y un viejo rencor insuperado, amenazan las posibilidades de la oposición que unida sumaría cerca de un 40 por ciento en momentos de dificultades del gobierno, tras frustrarse la reforma fiscal.
El principal activo del partido oficial, Luis Abinader quedó fuera de la carrera electoral para el 2028. Los “muchachos” y las “muchachas”, en ocasiones canalizan inadecuadamente las diferencias, pero mantienen a su partido activo, a la ofensiva.