Este ritmo, inicialmente rechazado y menospreciado por ciertos sectores, ha desafiado tradiciones y conquistado fronteras, ganándose un lugar destacado en el gusto de públicos que antes lo desdeñaban
Por Mirfak Rowland
La bachata es un género musical que ha evolucionado con el paso del tiempo, ganando cada vez más terreno en el gusto de las diferentes generaciones y abriéndose paso con determinación y elegancia entre los diversos estratos sociales. Conocida como “la música del amargue”, este ritmo autóctono se ha catapultado como un elemento distintivo de la dominicanidad en el mundo.
Escuchar una bachata transporta de inmediato a cualquier dominicano a vivencias de amores y desamores, a menudo de forma espontánea e inevitable. En los barrios de nuestro país es habitual encontrar colmadones donde suena un “bachatón” a todo volumen, y no es extraño convertirse en espectador de un cadencioso baile de pareja marcado por la singularidad y encanto de este contagioso ritmo musical.
Recuerdo cuando, en mi infancia, mi padre, un abogado, escritor y profesor universitario, nos impedía escuchar bachata en el hogar. Siempre nos decía a mi hermana y a mí que la bachata era “música de cabaret”. Hoy, ya siendo quien escribe una persona adulta y vinculada estrechamente al sector cultural desde hace casi dos décadas, he podido ser testigo de la camaleónica transformación de este género, lo que me ha llevado a dejar atrás los recelos inculcados y a profundizar en su historia y evolución.
En el año 2019, la bachata fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en el XIV Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, celebrado en Bogotá, Colombia. Para esta organización, “la música y el baile de la bachata son expresiones culturales nativas siempre presentes en las celebraciones de las comunidades o en reuniones sociales”.
Estudiosos del tema afirman que el surgimiento de este ritmo musical tiene sus raíces en los géneros musicales afroantillanos, como son el cubano, el chachachá y el merengue. Aseguran, además, que el vocablo “bachata” es de origen africano, y en un principio no se usaba para designar un género musical específico, sino más bien una reunión o fiesta animada. En sus inicios, estas melodías eran interpretadas por un grupo de músicos acompañados con una o dos guitarras.
Algunos historiadores coinciden en que la bachata, como género musical, surgió alrededor de 1920. Aunque emergió con mayor fuerza en el país tras la muerte del dictador Rafael Leonidas Trujillo, en 1961.
Sin embargo, es innegable el hecho de que la bachata es uno de los géneros musicales que ha roto más esquemas en la historia musical dominicana, conquistando con ímpetu arrollador el gusto de sectores por los que en sus inicios fue fuertemente rechazada y menospreciada.
La modernización de este ritmo autóctono se ha producido, entre otros factores, debido a la incorporación de una gran variedad de instrumentos que la han puesto a tono con las nuevas tendencias y gustos musicales. Tal es el caso de las guitarras eléctricas, el contrabajo, el bongo y la güira, por citar algunos, que se utilizan en la interpretación de lo que se conoce hoy en día como “nueva bachata” o “bachata moderna”, y aportan a la misma un tono más cálido y profundo.
De igual modo, la industria musical ha cambiado y los artistas contemporáneos, en su interés de suplir las demandas de un mercado cada vez más globalizado que busca satisfacer las preferencias de un público heterogéneo, han optado por incluir bachatas en su repertorio de canciones.
Un claro ejemplo es el hecho de que, en décadas pasadas, era muy fácil distinguir entre un artista bachatero y otro merenguero, pues la versatilidad en los géneros y las fusiones de ritmos no eran el común denominador en el escenario artístico nacional. Sin embargo, hoy podemos ver cómo cantantes que se han destacado en el ámbito local y en el extranjero como merengueros han incursionado en la bachata, mostrando además gran dominio en la escena y una extraordinaria habilidad interpretativa.
Entre estos exponentes destacan Juan Luis Guerra, HéctorAcosta "El Torito"yAlex Bueno, quienes han sabido desdoblarse a nivel musical, sin perder su esencia y estilo, logrando conquistar a un público amante de la bachata y cautivar con nuevos ritmos a sus fieles seguidores.
Gracias a los aportes de estos y otros artistas, como es el caso del mundialmente reconocido Grupo Aventura, la bachata ha logrado trascender las fronteras de la música popular y ha roto las barreras de los prejuicios de clase. Este cadencioso ritmo ha pasado de ser una música considerada de bares, tabernas y burdeles a ser la protagonista en prestigiosos escenarios, como el Teatro Nacional Eduardo Brito, en la República Dominicana, y el United Palace, en la ciudad de Nueva York.
Intérpretes de la bachata
La primera generación de bachateros está conformada por artistas que sentaron las bases del género tal como lo conocemos hoy. Entre estos pioneros destacan Rafael Encarnación, José Manuel Calderón y Luis Segura.
Canciones como “Pena por ti”, de este último intérprete, y “Chiquitita”, de Leonardo Paniagua, lograron calar en el gusto del público de la época, convirtiéndose en temas simbólicos de lo que conocemos como bachata hoy en día.
Y aunque estos bachateros lograron llevar el ritmo a nuevos niveles, hay historiadores que aseguran que a ellos les precedieron artistas como Ramón Wagner y el Conjunto de la Mulatería, quienes emergieron de estratos marginales y trazaron el camino de un género que ha cobrado nuevos colores y matices con el transcurrir del tiempo.
En las últimas décadas, la bachata ha mostrado su magnetismo tanto por el continente americano como por la mayoría de los países de Europa, en la voz de intérpretes como Juan Luis Guerra, Antony Santos, Luis Vargas, Luis Días, Víctor Víctor, Raulín Rodríguez, Frank Reyes, Joe Veras o Zacarías Ferreira, quienes han sido, en gran medida, responsables de que este género haya sido oficialmente reconocido por Unesco como patrimonio de la humanidad, poniendo en alto la creatividad del dominicano al contar a través de la música sus venturas y desventuras.