Conmutación masiva excluye casos de terrorismo y asesinatos de odio
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dado un paso histórico al conmutar las penas de muerte de 37 de los 40 presos federales en el corredor de la muerte, reemplazándolas por cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
La decisión del mandatario estadoundense llega en un momento clave, reforzando su postura contra la pena capital a nivel federal y marcando un hito en su mandato.
“Hoy anuncio la conmutación de 37 sentencias, reafirmando nuestro compromiso con un sistema de justicia más humano”, expresó Biden en un comunicado emitido por la Casa Blanca.
La medida excluye a criminales responsables de actos de terrorismo y asesinatos masivos, como Dzokhar Tsarnaev, Dylan Roof y Robert Bowers, destaca Europa Press.
"Un sistema justo no necesita ejecuciones", sostiene Biden
Biden, que ha pasado gran parte de su carrera defendiendo políticas contra el crimen, dejó claro que esta decisión no minimiza la gravedad de los crímenes cometidos.
"Condeno estos actos atroces y comparto el dolor de las familias afectadas", afirmó, pero subrayó que su experiencia lo ha llevado a rechazar la pena capital como una herramienta válida en el sistema de justicia.
El mandatario explicó que la medida está alineada con la moratoria vigente sobre ejecuciones federales, iniciada bajo su Administración.
"En buena conciencia, no puedo permitir que una nueva administración reactive las ejecuciones que hemos detenido", señaló, enviando un mensaje claro a futuros líderes.
Exclusión de casos emblemáticos refuerza postura frente al terrorismo
Entre las excepciones a la conmutación están:
- Dzokhar Tsarnaev, autor del atentado en la maratón de Boston (2013).
- Dylan Roof, quien asesinó a nueve personas afroamericanas en Charleston (2015).
- Robert Bowers, responsable de la masacre en una sinagoga en Pittsburgh (2018).
La decisión de Biden ha reavivado el debate nacional sobre la pena capital, una práctica que sigue siendo tema de controversia en muchos estados.
Mientras los defensores de derechos humanos celebran la medida como un avance hacia la abolición, los críticos argumentan que podría enviar un mensaje de debilidad frente a crímenes violentos.
Sin embargo, Biden mantiene firme su postura: “La justicia no se encuentra en la ejecución, sino en garantizar un sistema equitativo y humano para todos”.