Abdulá Ocalan desde la cárcel propone paz histórica tras más de 40.000 muertos desde 1984
Abdulá Ocalan, líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), ha tendido la mano a Turquía para terminar con un conflicto armado que ha dejado más de 40.000 muertos desde 1984.
Desde la prisión en la isla de Imrali, Ocalan manifestó su disposición a respaldar un "nuevo paradigma de fraternidad", marcando un momento histórico en las relaciones entre kurdos y turcos expone un texto de Europa Press.
El ofrecimiento llega tras una reunión política inédita, autorizada por el gobierno turco, en la que el líder kurdo prometió su "apoyo positivo" a los esfuerzos de paz impulsados por Erdogan y su aliado ultranacionalista, Devlet Bahçeli.
El conflicto armado: cuatro décadas de sangre y divisiones
La guerra entre Turquía y el PKK ha sido devastadora, extendiéndose incluso a Siria, donde Turquía acusa a las milicias kurdas-árabes de estar vinculadas al PKK.
Ocalan, preso desde 1999, se ha convertido en una figura central para resolver el conflicto, a pesar de que su organización sigue siendo considerada terrorista por Ankara.
"Fortalecer la fraternidad de kurdos y turcos no es solo una responsabilidad histórica, sino una necesidad urgente para todos los pueblos", declaró Ocalan tras la reunión.
Un encuentro sin precedentes y un mensaje de esperanza
En su primera reunión política desde 2014, Ocalan recibió a diputados del Partido por la Igualdad y la Democracia de los Pueblos de Turquía, quienes confirmaron su buen estado de salud y moral alta.
Durante el encuentro, Ocalan prometió tomar "las medidas necesarias" para avanzar hacia la reconciliación, reiterando su deseo de paz, democracia y hermandad.
¿Un giro político o una estrategia calculada de Ankara?
El gesto de Erdogan y Bahçeli de permitir la visita a Ocalan ha generado interrogantes. ¿Es un verdadero compromiso con la paz o una maniobra política?
Lo cierto es que el mensaje de Ocalan plantea una oportunidad histórica en un momento de alta tensión regional y política interna.
Con una cita pendiente con los partidos políticos después de Año Nuevo, este movimiento podría marcar el inicio de una nueva era en Turquía, siempre y cuando las promesas se traduzcan en acciones concretas.