Especialistas alertan sobre la “economía de la intención” que manipula el futuro humano.
Madrid, 30 de diciembre (EUROPA PRESS) – Un estudio reciente realizado por el equipo de ética de la inteligencia artificial (IA) de la Universidad de Cambridge alerta sobre un fenómeno que podría transformar la manera en que tomamos decisiones y cómo nuestras intenciones pueden ser comercializadas antes de materializarse.
Los investigadores predicen un futuro cercano donde la IA no solo anticipa nuestras decisiones, sino que también las vende en tiempo real a empresas que buscan satisfacer esas necesidades antes de que siquiera seamos conscientes de ellas.
En su publicación en la Harvard Data Science Review, los especialistas afirman que la IA está a punto de abrir las puertas a un “mercado lucrativo pero problemático para las señales digitales de intención”. Este nuevo concepto, denominado la “economía de la intención”, describe cómo las intenciones humanas, desde decisiones de compra hasta elecciones electorales, podrían ser predichas, registradas y comercializadas.
La rápida expansión de la IA generativa y nuestra creciente interacción con chatbots y asistentes virtuales están marcando el comienzo de una nueva era, una que los investigadores de la Universidad de Cambridge describen como una frontera de “tecnologías persuasivas”.
Estas herramientas de inteligencia artificial, que abarcan desde asistentes de chat hasta tutores digitales, tienen el potencial de acceder a grandes cantidades de datos psicológicos y de comportamiento, adquiridos a través de conversaciones informales. Esta información será procesada y utilizada para predecir nuestras intenciones y, lo más inquietante, para manipularlas.
“Las empresas están invirtiendo enormes recursos para integrar asistentes de IA en todos los aspectos de nuestras vidas”, señala el Dr. Yaqub Chaudhary, investigador visitante del Centro Leverhulme para el Futuro de la Inteligencia (LCFI) en Cambridge.
“Lo que la gente dice, cómo lo dice y las inferencias que pueden hacerse de esas interacciones son mucho más íntimos que cualquier dato en línea que hayamos compartido previamente. Las herramientas de IA ya están en desarrollo para recolectar, registrar, predecir y, finalmente, vender estos datos”, añadió Chaudhary.
Uno de los aspectos más preocupantes de este fenómeno es la capacidad de estos sistemas para generar niveles de confianza y comprensión con los usuarios, lo que permite que las intenciones sean manipuladas de manera casi invisible. “La IA puede imitar nuestras personalidades y anticipar nuestras respuestas deseadas, lo que la convierte en una herramienta poderosa para influir en nuestras decisiones”, explican los expertos.
Por otro lado, el Dr. Jonnie Penn, historiador de tecnología en el LCFI, reflexiona sobre las posibles implicaciones sociales y políticas de este nuevo modelo económico. “Durante años, la atención ha sido la moneda de cambio de Internet, especialmente en plataformas de redes sociales como Facebook e Instagram”, afirma Penn. “Ahora, si la economía de la intención no es regulada, podría convertirse en una especie de fiebre del oro digital, donde las intenciones humanas son las nuevas mercancías que se venden y dirigen. Las consecuencias podrían ser devastadoras para las democracias y los principios fundamentales como la libre competencia y una prensa libre”, advierte el experto.
Los investigadores también sugieren que la “economía de la intención” podría tener un impacto significativo en nuestra autonomía y en las decisiones que tomamos. Al igual que la economía de la atención, que ha estructurado el modelo de negocio en línea durante años, este nuevo mercado utilizaría las intenciones humanas como el motor principal de la economía digital. Esto podría traducirse en un control aún mayor sobre los consumidores, quienes no solo serían objeto de publicidad dirigida, sino de una manipulación más profunda de sus deseos y necesidades.
Aunque este concepto aún es una “aspiración” para muchos en la industria tecnológica, los investigadores ya están observando signos de que esta tendencia está en marcha. A través de estudios preliminares y las acciones de grandes actores tecnológicos, como las recientes innovaciones en asistentes virtuales y chatbots, ya se están sentando las bases de lo que podría convertirse en una realidad inquietante.
En resumen, el estudio de la Universidad de Cambridge pone de manifiesto el poder creciente de la IA sobre nuestras decisiones más personales y cómo este poder podría ser explotado para fines comerciales. Mientras tanto, los expertos advierten que es crucial que tanto la sociedad como los reguladores comiencen a abordar este problema antes de que la “economía de la intención” sea una realidad irrevocable.