Estamos en los primeros días de enero, y si me privilegias leyendo este artículo, te lo agradezco y aprovecharé para compartir esta reflexión.
En este país no sabemos exactamente cuántos somos; quizás seamos 12 millones de personas, tal vez un poco más. La mayoría de los dominicanos creemos que el único bueno es el que nos cae bien.
Pero lo cierto es que hemos tenido suerte como nación, porque, aunque hemos hecho todo lo humanamente posible por destruir la economía, la moral y la sociedad, no hemos podido, gracias a los buenos dominicanos que echan hacia adelante este país.
Los buenos son más y los vemos en toda la sociedad. Los políticos no son el problema; dejemos la evasión, porque en el fondo todos somos iguales en el sentido de que siempre estamos dispuestos a tomar la peor decisión.
Aprendí hace tiempo una cosa: a diferenciar lo que me beneficia a mí y lo que beneficia a la sociedad.
Gracias a Dios, casi siempre se combina, pero no siempre, porque, como todos, yo pienso en mí más que en los demás.
Ninguno de nosotros somos unos santos; somos pecadores, de los reales y no de la religión de tu elección.
Siempre queremos hacer lo que nos da la gana, y esto lo pueden ver en todos los estratos de la sociedad.
Lo más triste es que, en este desorden alimentado por muchos, muy pocos pueden recoger algún tipo de fruto; la mayoría cada día está peor.
En mi entorno, veo personas justificando este caos según su ubicación en la sociedad.
Si eres abogado, justificas tu falta de dignidad; si eres empresario, tu falta de competitividad; si eres médico, tu falta de humanidad; si eres comunicador, tu falta de veracidad; y si eres prostituta digital, con que es tu elección; si eres influencer, todo lo justifica un view.
Lo que no hago es justificarlo, y si pudiera, cambiaría el sistema de pensar de los demás, pero me es imposible convencer a mi entorno, menos aún a la sociedad.
Así que navego en este estercolero, y a diferencia de algunos que dicen salir limpios, yo me ensucio todos los días, pero me limpio haciendo algo bueno dentro de lo que este país me permite, porque hasta haciendo lo correcto uno se puede joder.
Recuerden que estamos jugando todos los días mas numeros en la lotería del fracaso y un día nos vamos a ganar el premio mayor.
A todos, en el 2025, les pido que empecemos a hacer las cosas lo mejor que podamos y dejemos de echarle la culpa a los demás.
Porque este país está mal por nosotros, los que estamos llamados a hacer el verdadero cambio en nuestra amada República Dominicana, el único país donde quiero vivir, y hacer una mejor nación.
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