Los Ángeles y Pasadena bajo fuegos furiosos; tormenta invernal mortal congela la costa este
Mientras Estados Unidos se congela en el norte, el sur arde con furia descontrolada. El incendio bautizado como "Palisades" ha desencadenado un caos sin precedentes en los condados de Los Ángeles, consumiendo más de 1,180 hectáreas y dejando a más de 101,000 usuarios sin electricidad.
Este desastre ha forzado la evacuación de unas 30,000 personas y llevado al gobernador Gavin Newsom a declarar el estado de emergencia.
“Lo peor aún está por venir”, alertó Newsom, refiriéndose a los devastadores vientos de Santa Ana, que podrían alcanzar hasta 160 kilómetros por hora.
Karen Bass, alcaldesa de Los Ángeles, aseguró en su cuenta de X que la ciudad está actuando “agresivamente para enfrentar esta emergencia”.
Los bomberos están combatiendo incendios forestales en el área de Los Ángeles mientras una devastadora tormenta de viento ha creado condiciones de incendio extremadamente peligrosas, reseña CNN.
El incendio más grande creció rápidamente a al menos 2.920 acres (unas 1.181 hectáreas) cerca del vecindario Pacific Palisades de Los Ángeles.
En dicho lugar se han experimentado vientos del norte al noreste de alrededor de 24 km/h con ráfagas de hasta 48 km/h, pero se esperan ráfagas de viento más fuertes durante la noche, advirtieron las autoridades.
Los vientos de Santa Ana alimentan un infierno imparable
La furia del "Palisades" no viene sola. Un segundo incendio, el "Eaton Fire", estalló en las colinas de Pasadena, extendiendo el alcance del desastre.
Según el Servicio Meteorológico Nacional, esta es la tormenta de vientos de Santa Ana más intensa en más de una década, con condiciones agravadas por una sequía histórica: el estado apenas ha recibido 0.1 pulgadas de lluvia desde mayo.
Los expertos advierten que esta combinación de vientos huracanados y sequía es una receta mortal.
Una tormenta invernal mortal congela la costa este
En el otro extremo del país, la primera tormenta invernal de 2025 paralizó gran parte del territorio, dejando un saldo de al menos cuatro muertos y miles de personas sin electricidad.
Esta tormenta histórica golpeó con nevadas récord y temperaturas congelantes, cerrando carreteras y sembrando caos desde las Grandes Llanuras hasta la Costa Este.
En Washington DC, cayeron 12 centímetros de nieve, marcando el día más nevado en dos años.
Mientras el frío sepulta ciudades y comunidades enteras, las operaciones del Congreso se mantuvieron intactas.
Los habitantes del sur de California enfrentan un panorama desolador, mientras el norte intenta sobrevivir al hielo que se extiende como una mordaza por todo el país.
Se observa que el cambio climático está mostrando su rostro más despiadado en ambos extremos de la nación del norte de América.