Muy desagradable que todavía estemos hablando en la República Dominicana de cuestiones tan esenciales como la acumulación de desechos sólidos.
El cúmulo de desperdicios en las principales ciudades del país es una verdadera epidemia que rebosa los límites de la paciencia ciudadana, y que, por demás, se traduce en vergüenza para una sociedad cuya economía depende del turismo.
Imagen y caricatura desagradable que proyectamos a los once millones de turistas extranjeros que nos visitaron durante el 2024, estableciéndose una cifra récord que supera a muchos países latinoamericanos.
La incompetencia de la mayoría de los cabildos para ni siquiera cumplir con la sagrada misión de levantar los desperdicios de las vías públicas, hace que muchos pensemos en que debemos cerrar esas instituciones que reciben millonarias aportaciones del gobierno a través de la Liga Municipal Dominicana (LMD).
¿Qué otra cosa puede hacer un síndico y su equipo de trabajo que no recoge la basura en la comunidad donde ha sido elegido principalmente para asumir esa responsabilidad?
Bueno, algunos se concentran en la “búsqueda”, con tal de acumular riquezas indebidamente y montarse en un “yipetón” con los recursos que aporta el gobierno y los contribuyentes urbanos.
Obviamente, no todos son iguales, porque hay honrosas excepciones entre aquellos ejecutivos edilicios que sí llenan las expectativas de quienes los eligieron en las urnas.
Muy desagradable que todavía estemos hablando en la República Dominicana de cuestiones tan esenciales como la acumulación de desechos sólidos diseminados en las principales avenidas, calles, barrios y residenciales.
Ciudades como San Pedro de Macorís que en otrora la definían como “tacita de oro” por la impecable limpieza que le caracterizaba. Ahora, sin embargo, es una “tacita sucia”.
Su malecón, recientemente remozado tuvo que ser higienizado con el retiro de toneladas de desperdicios en sus costas por brigadas del Ministerio de Turismo, que ahora luchan para concientizar a la gente de evitar lanzar desperdicios en la principal aérea de esparcimiento de los petromacorisanos.
Ciudades turísticas y basura
Un absurdo que prácticamente todas las comunidades turísticas estén repletas de basuras, como, por ejemplo, Barahona, San Cristóbal, La Romana, Boca Chica, Puerto Plata, Higüey, Pedernales, Jarabacoa, casi todo el Distrito Nacional, Samaná, Constanza y la Sultana del Este.
El turista que nos visita tiene que soportar además de la basura en las vías públicas, el insoportable hedor que sale del deficiente sistema de alcantarillado pluvial y sanitario el cual está prácticamente colapsado en todo el país, incluyendo la capital, Santo Domingo.
Esos montones de desperdicios han tapado el sistema de drenaje en las avenidas y calles de casi todo el territorio nacional.
La Ley No. 176-07 del Distrito Nacional y los Municipios tiene por objeto, normar la organización, competencia, funciones y recursos de los ayuntamientos de los municipios y del Distrito Nacional, asegurándose que puedan ejercer, dentro del marco de la autonomía que caracteriza, las competencias, atribuciones y los servicios que les son inherentes; promover el desarrollo y la integración de su territorio, el mejoramiento sociocultural de sus habitantes y la participación efectiva de las comunidades en el manejo de asuntos públicos locales, para obtener como resultado mejorar la calidad de vida, preservando el medio ambiente, patrimonios históricos y culturales, así como la protección de los espacios de dominio público.
Mayores recursos
Hoy en día los cabildos del país reciben recursos superiores a los que anteriormente tenían asignados razón por la que no se justifica esa actitud de irresponsabilidad con la limpieza de los espacios urbanos.
Los Ayuntamientos recibieron 22,522.8 millones asignados en el Presupuesto General del Estado para el 2022, y, posteriormente, el presidente Abinader dispuso aportaciones de cuatro mil millones de pesos adicionales, elevándose la cifra global a 26,522.80 millones.
Hubo un incremento de 4.8% de los ingresos internos del Estado hacia las partidas destinadas a los municipios.
Gran parte de los basureros que vemos diariamente en nuestras calles es debido a la inconducta ciudadana de lanzarlo todo al pavimento.
Todavía la población no adquiere conciencia sobre el daño causado a los espacios urbanos e imagen del país ante esta problemática social.
Juntas de vecinos
Ante ese cuadro, ¿para qué sirven las juntas de vecinos que reciben partidas presupuestarias del gobierno municipal participativo?
No sería mejor crear un Ministerio de Limpieza Urbana para sustituir a esos cabildos anacrónicos e ineficientes que se chupan los dineros públicos.
El clientelismo político ha promovido la creación de nuevos municipios con la intención deliberada de repartirse el presupuesto asignado a la LMD, institución que debería ser transformada y actualizada en su obsoleto manejo de los ayuntamientos.
Una revisión a los contenidos difundidos por los principales medios de comunicación del país permite apreciar que la mayoría de las quejas ciudadanas están enfocadas a demandar seguridad, limpieza de las vías públicas, reducción de la violencia y la corrección del caos en el congestionamiento vehicular.
Como sociedad, ¿qué esperamos para afrontar esos acuciantes males sociales que de incrementarse nos llevarían al abismo?
Todos confiamos en que este 2025 las autoridades y las instituciones públicas y privadas aplicarán los correctivos necesarios para alcanzar una República Dominicana mejor organizada y donde predomine el imperio de la Ley.
Artículo de Manuel Díaz Aponte