La violencia, el colapso de servicios básicos y la crisis alimentaria han triplicado las cifras de desplazamiento en solo un año.
MADRID, 14 Ene. (EUROPA PRESS) – Más de un millón de personas en Haití se encuentran desplazadas dentro de su propio país, según los últimos datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Esta cifra alarmante refleja los devastadores efectos de la crisis humanitaria que afecta al país caribeño.
El informe, difundido este martes, contabiliza a 1.041.000 desplazados internos, muchos de los cuales han tenido que abandonar sus hogares en varias ocasiones. Más de la mitad de estas personas son menores de edad, lo que subraya la magnitud de la tragedia humanitaria.
Un aumento sin precedentes
La cantidad de desplazados ha experimentado un drástico incremento desde diciembre de 2023, cuando el número se situaba en 315.000. Este crecimiento, que ha triplicado la cifra en tan solo un año, es especialmente notable en Puerto Príncipe, la capital haitiana, donde los datos han aumentado un 87 %.
Factores como la violencia de grupos armados, el colapso de los servicios básicos y la inseguridad alimentaria han impulsado este desplazamiento masivo. La directora general de la OIM, Amy Pope, destacó en un comunicado la urgencia de abordar esta crisis y llamó a la comunidad internacional a priorizar la solidaridad.
Condiciones extremas para los desplazados
El 83 % de los desplazados depende de la ayuda de comunidades de acogida, mientras que el resto vive en alguno de los 108 campamentos improvisados, que carecen de servicios adecuados, refugios y asistencia básica. Las condiciones de vida en estos campamentos son precarias, dejando a miles de personas expuestas a enfermedades, hambre y violencia.
“La comunidad internacional debe elegir la solidaridad frente a la indiferencia. Los haitianos merecen un futuro”, señaló Pope, quien también insistió en la necesidad de abordar las raíces de la violencia y la inestabilidad en Haití.
Un país en crisis constante
La situación política en Haití sigue siendo un factor crítico. Desde el asesinato del presidente Jovenel Moise en 2021, el país no ha logrado superar el vacío de poder ni estabilizar sus instituciones. Esta inestabilidad se suma a los desafíos económicos, sociales y climáticos que enfrentan los haitianos, agravando la ya difícil situación de los desplazados.
La OIM y otras organizaciones internacionales continúan haciendo un llamado urgente para que los países donantes aumenten su apoyo y trabajen conjuntamente en soluciones sostenibles.