El presidente de Estados Unidos firma una medida histórica para reducir sentencias desproporcionadas por delitos de drogas.
Washington D.C., 17 de enero – El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó este viernes la conmutación de las penas de casi 2.500 personas condenadas por delitos relacionados con drogas, en lo que ha sido considerado como un paso importante hacia la reforma de la justicia penal en el país. Según Biden, las personas afectadas están cumpliendo sentencias “desproporcionadamente largas” en comparación con las penas que recibirían si fueran juzgadas hoy en día.
El mandatario saliente defendió que estas medidas buscan corregir “errores históricos” y “sentencias dispares”, brindando a los condenados la oportunidad de reintegrarse a sus familias y comunidades tras pasar “demasiado tiempo entre rejas”. Este enfoque se basa en la creencia de que muchas de estas penas fueron excesivas, especialmente teniendo en cuenta los cambios en las políticas de drogas en el país.
Biden ya había adoptado decisiones similares en diciembre de 2022, cuando conmutó las penas de otras 1.500 personas que habían sido excarceladas durante la pandemia de COVID-19 y estaban bajo arresto domiciliario. En ese momento, también concedió el indulto a 39 individuos condenados por delitos no violentos relacionados con las drogas.
El presidente también hizo hincapié en su compromiso de continuar con las reformas hasta el último día de su mandato, destacando que su administración ha hecho esfuerzos significativos por reconfigurar el sistema de justicia penal estadounidense, que en muchas ocasiones ha sido criticado por su dureza y desproporción en el castigo de delitos menores.
Esta decisión llega en medio de un creciente debate en el país sobre la necesidad de revisar las políticas de encarcelamiento y las penas para delitos no violentos, especialmente en lo que respecta a las drogas. Los defensores de la reforma argumentan que el sistema penitenciario estadounidense está sobrado de personas encarceladas por delitos relacionados con sustancias, muchas veces sin evidencia de violencia, y que el enfoque debe ser más humano y rehabilitador.
La medida de Biden se suma a otros esfuerzos en su administración para abordar lo que considera fallos históricos en el sistema judicial estadounidense, dejando un legado que podría influir en el futuro de la política de justicia penal en el país.