El Banco Mundial alerta de que los países en desarrollo se quedan atrás y que la brecha con los ricos crece
El Banco Mundial advirtió que las economías en desarrollo, responsables del 60 % del crecimiento mundial, cerrarán el primer cuarto del siglo XXI con sus proyecciones más débiles desde el año 2000. Según el informe "Perspectivas de la economía mundial", estas naciones avanzarán a un ritmo promedio del 4 % en 2025 y 2026, un porcentaje insuficiente para combatir la pobreza y alcanzar mayores niveles de bienestar.
El documento subraya cómo las economías en desarrollo enfrentan una recuperación más lenta que las avanzadas, con tasas de crecimiento de renta per cápita medio punto porcentual inferiores desde 2014, salvo excepciones como China e India.
Esta tendencia amplía la desigualdad global, agravada por la caída de la inversión extranjera directa, que se ha reducido a la mitad en comparación con los niveles de principios de los 2000.
Además, las restricciones al comercio han multiplicado por cinco los niveles de la última década, afectando negativamente al promedio de crecimiento, que pasó del 5,9 % en los años 2000 al 3,5 % en la actualidad.
Deuda y cambio climático: amenazas estructurales al crecimiento
El economista jefe del Banco Mundial, Indermit Gill, calificó los próximos 25 años como más desafiantes que los anteriores, señalando la elevada deuda, el débil crecimiento de inversión y productividad, y los altos costes del cambio climático como los principales "vientos en contra".
Gill hizo un llamado a desarrollar una nueva hoja de ruta para las economías en desarrollo, basada en reformas estructurales que prioricen:
- La aceleración de la inversión privada.
- La profundización de relaciones comerciales.
- La promoción del uso eficiente de capital, talento y energía.
Estas acciones, sumadas al fortalecimiento de infraestructura y capital humano, son esenciales para contrarrestar riesgos como la incertidumbre económica, tensiones comerciales e inflación.
El papel crucial de China y Estados Unidos
El informe señala que la dinámica económica de grandes potencias como Estados Unidos y China será determinante para el desempeño de las economías emergentes.
La estabilidad de estas naciones puede brindar un anclaje que favorezca la confianza inversora y la movilidad de los flujos financieros, elementos clave para el desarrollo sostenible.
¿Podrán las economías emergentes superar los retos actuales y cerrar la brecha global? El tiempo y las decisiones políticas definirán el rumbo.