La preocupación de Biden sigue siendo que Trump regrese a la Casa Blanca, algo que no pudo evitar durante su mandato.
Faltando pocos días para que Donald Trumpretorne airoso a la Casa Blanca, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se despidió de sus conciudadanos advirtiendo sobre una creciente “oligarquía ultra rica” que busca influenciar con su poder económico a la entrante administración republicana.
En un corto mensaje de 15 minutos dirigido a la nación el pasado miércoles desde la Oficina Oval, Biden mostró su preocupación instando a los estadounidenses a “defender la democracia, la libertad, los derechos básicos y el futuro de la nación” ante ese oportunismo.
Aunque no mencionó los nombres de los “ultraricos” que están apoyando económicamente a Trump, es de justicia decir que se refirió especialmente a los multimillonarios Elon Musk, líder inversionista en desarrollo de tecnología espacial SpaceX, de la empresa automotriz Tesla Motor y la plataforma X.com, entre otras.
Por igual a Mark Zuckerberg, CEO de Meta, y Jeff Bezos, fundador de Amazon. ¿Que su gabinete estará compuesto por multimillonarios de la raza blanca? Cierto. ¿Y los miembros del gabinete de Biden no lo son también?
Durante su alocución, esperábamos que Bidenpidiera perdón a los estadounidenses por haber autorizado desembolsos de miles de millones de dólares para financiar -con dinero que pagan los contribuyentes por concepto de impuestos-las guerras de Ucrania contra Rusia y el holocausto de Israel en la Franja de Gaza.
En vez de dedicar más tiempo en destacar los logros de su administración, Biden centró su preocupación porque esos súper ricos están hoy del lado de Trump.
¿Acaso no es normal que los multimillonarios de un país se unan a las nuevas autoridades gubernamentales apoyando económicamente al poder político en ascenso para asegurar con ello sus riquezas e inversiones?
La preocupación de Biden sigue siendo que Trump regrese a la Casa Blanca, algo que no pudo evitar durante su mandato.
Le preocupa que Trump le hiciera saber al mundo que a partir del 20 de enero los Estados Unidos iniciarán una nueva batalla de dominio geopolítico y geoeconómico, que se debilitó durante el gobierno Biden.
Trump gobernó los Estados Unidos desde el 20 de enero de 2017 hasta el 20 de enero de 2021.Durante su mandato logró un acercamiento con Vladimir Putin, presidente de Rusia, y el líder norcoreano Kim Jong-Un.
Fuera del poder (2020-2024), enfrentó la más radical persecución judicial jamás vista contra un ex presidente de EE.UU.
Enfrentó sin temor más de 100 demandas judiciales en los últimos cuatro años. En todos se declaró inocente. Y sobrevivió a dos atentados, corriendo el riesgo de perder la vidaen uno de estos.
Para Trump, las demandas judiciales presentadas en su contra estaban impulsadas por el círculo de poder político de la administración Biden.
Victimizado, Trump logró a largo plazo que la población estadounidense se sensibilizara a su favor. Ante tantas demandas judiciales que poco a poco se fueron desestimando, sus seguidores le otorgaron un apoyo solidario que se manifestó en las elecciones de noviembre de 2024.
A pocos días de asumir la presidencia de los EE.UU., el juez Juan Merchan, de Nueva York, luego que un jurado lo encontrara culpable de 34 cargos de falsificación de registros comerciales y soborno, aceptó los hechos imputados, pero lo dejó en “libertad sin cargo”,evitando con ello que fuera multado o enviado a la cárcel.
Este dictamen judicial le quedará registrado en su record ciudadano, tipificado como “delincuente”. Pero, ha dejado en claro para la historia que para gobernar los EE.UU. no se necesita ser un ciudadano impoluto, como siempre se ha requerido a un aspirante a cargo electivo.
Trump regresa a la Casa Blanca cuando su paíssufre una decadencia en su hegemonía como potencia mundial, y con un poder geopolítico debilitado frente a Rusia y China. Además, con el dólar devaluado, en declive y sin influencia en las negociaciones comerciales de los países miembros del Brics.
Recibirá un pueblo estadounidense preocupado por el alto costo de la vida, de vivienda y un alto índice de desempleo.
Asume un nuevo período de gobierno con un mundo convulsionado por conflictos bélicos camino a una guerra nuclear, graves problemas económicos no solo en los EEUU, sino también en los países aliados de Europa y el mundo.
La bravuconería a que nos tiene acostumbrado Trump la ha acompañado con amenazas de aumentar los aranceles a las importaciones procedentes de China, México y Canadá, sin importar que tenga que violar acuerdos comerciales previos.
Su plan de pacificar el mundo en las primeras semanas de gobierno republicano aún sigue siendo una incógnita, ya que sigue sin dar a conocer la forma en que logrará poner fin a la guerra Rusia-Ucrania, y a los conflictos en Medio Oriente.
En medio de todas estas situaciones, el flamante nuevo presidente de los EE.UU. tendrá que saber capitanear muy bien su mejor buque insignia “US Trump Navy” ante los poderosos mares embravecidos y difíciles tormentas borrascosas que encontrará en su trayecto si es que quiere llegar a puerto seguro.