Un histórico fallo abre la puerta para la justicia de niñas víctimas de violencia sexual
Latinoamérica, 21 de enero de 2025.- En un fallo histórico, la ONU ha condenado a Ecuador y Nicaragua por obligar a tres niñas, víctimas de violencia sexual, a ser madres. Este fallo no solo marca un avance crucial en la lucha por los derechos de las menores, sino que también exige cambios legales en más de 170 países, abriendo un camino hacia la justicia para todas las niñas que sufren violencia sexual en América Latina y el mundo.
Las niñas en cuestión, Norma, Lucía y Susana, fueron obligadas a dar a luz tras quedar embarazadas como resultado de violaciones. Este hecho desencadenó un movimiento global que fue respaldado por diversas organizaciones y colectivos, entre ellas la agencia de comunicación creativa Planta y el movimiento “Son Niñas, No Madres”.
La lucha por los derechos de las niñas
GiGi Gutierrez, CEO y fundadora de Planta, explicó cómo la agencia, que ha trabajado en la estrategia y difusión de la campaña desde 2021, ha utilizado la creatividad como herramienta para amplificar las voces de las sobrevivientes. “Ellas, las sobrevivientes, han puesto todo: su valentía, su denuncia, y su lucha incansable por sus derechos”, afirmó Gutierrez.
En un entorno digital hostil, donde los algoritmos de las plataformas sociales tienden a silenciar mensajes sobre derechos reproductivos, Planta ha enfrentado enormes desafíos para visibilizar las injusticias que ocurren en América Latina, la región con más embarazos en menores de 15 años debido a la violencia sexual. Junto a organizaciones líderes como Planned Parenthood Global, el Centro de Derechos Reproductivos, Surkuna (Ecuador), y Mujeres Transformando el Mundo (Guatemala), han logrado superar bloqueos digitales y restricciones para llegar a audiencias internacionales con el mensaje de justicia.
Un fallo que cambia el panorama
El Comité de Derechos Humanos de la ONU, al examinar los casos de Norma, Lucía y Susana, estableció medidas clave para garantizar los derechos reproductivos y la protección de las niñas víctimas de violencia sexual. Estas medidas incluyen:
1. Reforma legal para garantizar el aborto seguro: Se exige que todos los países modifiquen sus legislaciones para asegurar el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo de forma legal y segura, especialmente en casos de violación sexual o cuando la salud de la persona embarazada esté en riesgo.
2. Acciones contra la violencia sexual: La ONU recomienda acciones educativas y de sensibilización para prevenir la violencia sexual, además de garantizar que los casos sean judicializados adecuadamente y que se ofrezca reparación integral a las sobrevivientes.
3. Capacitación de profesionales: Es urgente que los operadores de salud y justicia reciban formación en la atención integral de casos de violencia sexual, para garantizar una respuesta efectiva en situaciones de riesgo.
4. Reparación para las sobrevivientes: Se solicita que se implemente una reparación individual, que incluya indemnización, apoyo psicológico y acceso a la educación para que las sobrevivientes puedan retomar sus vidas y proyectos.
El poder de la comunicación creativa
Este fallo resalta el poder de la comunicación como una herramienta de transformación social. GiGi Gutierrez subrayó que el trabajo de las agencias y los creativos no debe limitarse a buscar resultados comerciales, sino que deben asumir la responsabilidad de contar historias que generen un cambio real. “La creatividad puesta al servicio de la justicia es una herramienta poderosa. Y cuando se une con la valentía de quienes denuncian y luchan por sus derechos, los resultados son positivos”, expresó la fundadora de Planta.
El caso de Norma, Lucía y Susana ha dejado una lección invaluable: la comunicación no es neutral y tiene el poder de visibilizar injusticias, transformar realidades y, sobre todo, lograr cambios estructurales en la sociedad. Este fallo de la ONU es un recordatorio de que, aunque las plataformas digitales no siempre acompañen, la lucha colectiva y la voz de las sobrevivientes pueden cambiar el curso de la historia.
Este hito en la lucha por los derechos de las niñas marca un antes y un después en la lucha por un futuro libre de violencia para todas las menores en América Latina y el resto del mundo.