Acusa a los dos expresidentes colombianos de paramilitarismo y narcotráfico
La Asamblea Nacional de Venezuela aprobó este martes por unanimidad una resolución que declara "enemigos públicos" a los expresidentes colombianos Álvaro Uribe e Iván Duque. La decisión responde a los constantes pronunciamientos de ambos líderes en favor de una intervención internacional para remover del poder al presidente Nicolás Maduro.
El diputado Pedro Carreño, impulsor de la medida, afirmó que Uribe y Duque representan a la "ultraderecha internacional" y los calificó de "paramilitares, terroristas y narcotraficantes".
Según Carreño, la resolución se sustenta en informes desclasificados de la DEA, donde se señala que Uribe habría mantenido vínculos con el cártel de Medellín y con Pablo Escobar.
Inicialmente, el documento se centraba exclusivamente en Uribe, pero fue modificado para incluir a Duque, a quien acusan de respaldar las políticas intervencionistas contra Venezuela.
Uribe responde: “me honra ser enemigo de la tiranía”
El expresidente Álvaro Uribe reaccionó a través de sus redes sociales asegurando que nunca será enemigo del pueblo venezolano, pero que "me honra que la tiranía me tenga como su enemigo".
Uribe publicó un mensaje acompañado de una noticia sobre la resolución de la Asamblea Nacional, reafirmando su rechazo a las políticas de Nicolás Maduro.
Por su parte, el presidente Maduro criticó duramente a Uribe, calificándolo de "paramilitar y narcotraficante", y lo desafió a liderar una eventual intervención militar en Venezuela.
"Te espero en el campo de batalla, cobarde", declaró Maduro en una intervención previa.
Tensiones entre Colombia y Venezuela alcanzan nuevos niveles
Las acusaciones de la Asamblea Nacional marcan un nuevo episodio en las tensas relaciones entre ambos países. La medida podría incrementar la polarización política en la región y dificultar aún más los intentos de diálogo bilateral.
Mientras tanto, figuras políticas de ambos países observan con atención el desarrollo de esta resolución, que consolida la estrategia del gobierno de Maduro de confrontar abiertamente a líderes de la oposición internacional.